A pesar del deshielo, Cuba endurece la represión
Desde la reanudación de las relaciones con EE.UU. hubo casi 10.000 detenciones de opositores; la disidencia hizo una denuncia ante la ONU
CARACAS.- La ola de deshielo entre Cuba y Estados Unidos trajo una resaca con la que no contaba el presidente Barack Obama: el significativo aumento de la represión contra disidentes y opositores. El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) y la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (Ccdhrn), encabezada por el histórico activista Elizardo Sánchez, calcularon casi 10.000 detenciones ilegales durante el año pasado, que superan en más de 1000 las de 2015.
Los colaboradores de Sánchez comprobaron una a una cada detención, al contactar a las víctimas en un país donde las malas comunicaciones resumen su atraso social. De esta forma, documentaron 9940 detenciones. El OCDH, por su parte, contabilizó 9351, con un dato que llamó especialmente la atención: 5383 se realizaron contra mujeres y 3968 contra hombres.
Mujeres como las Damas de Blanco o como Joanna Columbié, activista de Somos Todos, fueron algunas de las detenidas. Columbié dirige la Academia 1010, que nació el año pasado con la intención de crear líderes para el futuro, lo que provocó la ira del régimen, que sólo reconoce a su cantera de la Unión de Juventudes Comunistas (UJC).
La persecución contra estas mujeres prosiguió con igual saña en lo que va del año. "Las Damas de Blanco teníamos previsto ir a la primera misa del año, la Misa de la Paz, que se celebraba el 1° de enero en la Catedral de la Habana. Doce de nosotras fuimos detenidas, saliendo de nuestras casas o en las cercanías de la iglesia. Más de 20 viviendas fueron sitiadas", describió a LA NACION Berta Soler, la líder indomable de las Damas de Blanco, movimiento creado en 2003 por esposas y madres de los 75 presos políticos de la "primavera negra", considerados en su día los prisioneros de Fidel Castro.
Catorce años después, el gobierno de su hermano, Raúl Castro, endureció sus ataques contra las herederas de aquella lucha. "El recrudecimiento de la represión es clave, una mezcla de nerviosismo de los dirigentes en medio de la sucesión, incluida la torpeza de sus mecanismos de control social", afirmó el politólogo cubano Armando Chaguaceda.
Raúl tiene previsto entregar el poder ejecutivo en febrero de 2018, aunque todo indica que seguirá moviendo los hilos del país desde el Partido Comunista y las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
La ola de represión ordenada por el gobierno provocó la denuncia del OCDH ante Naciones Unidas y la exigencia del cese de violaciones contra activistas pacíficos, en especial de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu). El movimiento de José Daniel Ferrer creció de forma tan evidente en los últimos años, sobre todo en el este del país, que centró los ataques policiales, junto a las Damas de Blanco y el Foro por los Derechos y Libertades. Ferrer encabezó el reparto de juguetes entre chicos de la Unpacu a final de año, con tanta gente que no parecía opositora.
"La variable más importante es que aumentó la cantidad, variedad y osadía de las acciones de la oposición y de protesta social. Son mayores numéricamente hablando que en cualquier etapa anterior", consideró Chaguaceda, que está a punto de culminar una sorprendente investigación sobre protestas sociales.
"No van a parar en su represión y violencia contra los que pensamos distinto", vaticinó Soler, uno de los blancos favoritos de los actos de repudio, que la Ccdhrn definió como "verdaderos linchamientos civiles sin pérdidas de vidas humanas, hasta ahora". En diciembre se llevaron a cabo dos, además de 14 agresiones físicas y 37 acciones de hostigamiento, según la organización de Elizardo Sánchez.
"Si la dictadura sigue recibiendo favores y dinero sin hacer nada a cambio, Cuba se podría convertir en una restringida versión latinoamericana de China, sin la libertad que hay en el país asiático para los negocios, y con un régimen militar más represivo que el de Pekín", reflexionó en Diario de Cuba Roberto Álvarez Quiñones, buen conocedor de las entrañas del poder en La Habana.
Ejemplos hay todos los días. El opositor Alejandro Morales Alonso quiso celebrar 2017 como hacen en otros países latinos, "quemando" los muñecos de año nuevo para que no vuelvan a sus vidas. Morales lo hizo en forma de cartel, con un lema que obviamente no gustó a la policía: "Abajo Castro y el hambre que inventó el 1° de enero de 1959".
El grafiti que el artista urbano Danilo Maldonado, El Sexto, dibujó en una pared del Hotel Habana Libre a las pocas horas de la muerte del líder histórico fue aún más corto ("Se fue"), pero eso no lo libró de la cárcel, en la que está desde finales de noviembre. Su descaro lo convirtió en otra de las víctimas favoritas del hostigamiento oficialista. Amnistía Internacional lo reconoció como preso de conciencia.
A Darío Pérez Rodríguez le espera un año de encarcelamiento. ¿Delito? "Difamación a los mártires de la patria", tras negarse a ver el ritual funerario de Fidel y decir que "le daba hasta asco".
"Todos ellos siguen siendo el objetivo", aventuró Chaguaceda. "Pero este año vamos a ver cómo aumenta la presión sobre intelectuales, artistas, comunidades y gente que no desafían al régimen, pero cuestionan el desempeño del gobierno", sentenció.
Ataque a la disidencia
9940
Detenciones ilegales
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) registró casi 10.000 detenciones en 2016
5383
Mujeres
La mayoría de los detenidos fueron mujeres, como las Damas de Blanco