A pesar de las medidas de estímulo, la economía de China sigue en problemas
La sintonía fina de los controles por el Covid y el estímulo al mercado inmobiliario no serán suficientes para acelerar el crecimiento de la economía China
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HONG KONG.- La reciente sintonía fina de los controles por el Covid y las medidas para reactivar el vapuleado mercado inmobiliario alentaron la esperanza de que el presidente Xi Jinping pusiera mayor énfasis en mecanismos para apuntalar la economía de China y encaminarla hacia un fuerte rebote de la actividad en 2023.
Pero los economistas advierten que las medidas tomadas hasta el momento no representan un cambio sustancial en las políticas de Xi, y el mensaje que surgió del reciente Congreso del Partido Comunista solo confirma que el mandatario chino planea atenerse a sus objetivos de lograr la autosuficiencia económica y la “prosperidad común”, aun a costa de niveles más bajos de crecimiento.
Aunque se cree que después del desplome de este año la economía china tendrá algún tipo de recuperación durante el año que viene, la mayoría de los economistas dudan de que en lo inmediato el país vuelva a los astronómicos niveles de expansión de la prepandemia, si es que alguna vez vuelve a tenerlos.
En el corto plazo, la demanda de exportaciones chinas seguirá cayendo por la caída del gasto de los consumidores en Occidente. Además, algunas ciudades chinas están restableciendo los controles contra el Covid ante el brote de nuevos casos, lo que sugiere que la transición de China hacia una estrategia de “convivir con el virus” será accidentada. Y el consumo de los hogares chinos, planchado desde hace meses, se sigue derrumbando, a pesar de la rebaja de los intereses hipotecarios y otras medidas tendientes a recuperar la actividad.
En consecuencia, “creemos que el potencial de crecimiento de China será significativamente menor que lo previsto hasta ahora”, señalaron los economistas del banco de inversiones Goldman Sachs en un reciente mensaje a sus clientes.
Aunque pronostican que la economía china tendrá una recuperación en algún momento del segundo semestre de 2023, gracias al levantamiento de algunos controles por el Covid, los economistas creen que el crecimiento apenas rondará el 4%, muy por debajo de los niveles prepandémicos, que en el decenio que concluyó en 2019 fue de un promedio del 8,6% anual.
Louis Kuijs, economista en jefe para la región Asia-Pacífico de la agencia S&P Global Ratings, pronostica para China un crecimiento anual promedio del 4,4 % de aquí hasta 2030, para luego caer al 3,1% en la década siguiente. Kuijs hace referencia a factores desfavorables, como la disminución de la población china en edad de trabajar y el aumento de las tensiones geopolíticas.
Los economistas dicen que Xi parece ansioso por evitar que la recesión de China se profundice aceleradamente, pero no parece dispuesto a ir mucho más allá, tras haber constatado que un crecimiento demasiado rápido, como en la década anterior, suele exacerbar los desequilibrios financieros y ampliar la brecha entre ricos y pobres.
En el reciente Congreso del Partido Comunista, donde se aseguró otros cinco años en el poder, Xi presentó una agenda económica llamada “Prosperidad Común” y centrada en ciertas prioridades, como avanzar hacia el autoabastecimiento de China en materia de alimentos, energía y bienes de alta tecnología, frenar la toma de deuda, y redistribuir riqueza.
Los economistas dicen que si bien algunos aspectos de esos objetivos son potencialmente útiles para China, también podrían coartar la productividad, desalentar la inversión privada y afectar el crecimiento del empleo.
Las enérgicas medidas del año pasado contra las empresas privadas de Internet, en parte impulsadas por el deseo de reducir la acumulación de riqueza en el sector tecnológico, provocaron una ola de despidos que impactó especialmente en el nivel de desempleo juvenil en las grandes ciudades, que a mediados de este año alcanzó el 20%. El gobierno chino también incitó a muchas empresas del sector privado a recortar sus gastos operativos.
El martes, la plataforma de comercio electrónico JD.com Inc., una de más grandes de China, informó que el próximo año planea reducir entre un 10% y un 20% los salarios de alrededor de 2000 gerentes, para ayudar a mejorar los beneficios de los operarios de base, el ejemplo más reciente de una empresa que decide alinearse con el programa de “prosperidad común” impulsado por Xi.
Los pasos dados por Pekín para flexibilizar algunos controles por el Covid y apuntalar financieramente a los desarrolladores inmobiliarios con problemas de liquidez podrían ayudar a evitar que se profundice la recesión, pero según los economistas, sus efectos podrían ser limitados, o incluso empeorar el panorama a corto plazo si los casos de Covid se siguen multiplicando. Ahora se estima que este año el país crecerá alrededor de un 3%, por debajo del objetivo del 5,5% que el gobierno se había propuesto en marzo.
Pekín anunció este mes que relajaría las reglas de cuarentena y abriría aún más las fronteras a visitantes extranjeros, para limitar el perjuicio económico causado por la estrategia de “Covid cero” que implementó durante la pandemia.
El gobierno chino también dio a conocer 16 pasos para apuntalar el mercado inmobiliario, incluido instar a los bancos a otorgar préstamos a las constructores que quedaron en problemas financieros después de medidas anteriores que dañaron la confianza de los compradores de viviendas.
Esos movimientos de parte de Pekín son un reconocimiento tácito “de que la rigidez de sus políticas tal vez haya provocado daños innecesarios a la economía”, dice Kuijs, el economista de S&P Global Ratings. Sin embargo, agrega Kuijs, las nuevas medidas no muestran un verdadero cambio de las prioridades económicas de Xi.
El rebrote del Covid también complica la prevista relajación de las medidas de control. Actualmente hay más de 80 ciudades que luchan contra el avance del virus, cuyo impacto se hace sentir en las regiones que generan la mitad del PBI de China, según Capital Economics.
Dos de las ciudades más grandes de China, Guangzhou y Chongqing, que concentran 50 millones de habitantes, han impuesto un confinamiento y cierre generalizados. La semana pasada, los trabajadores de la megafábrica de Foxconn en la ciudad de Zhengzhou se enfrentaron con la policía en la puerta de la planta, en medio de las estrictas restricciones pandémicas que amenazan con interrumpir la producción.
Y el sector inmobiliario, que aporta alrededor de una cuarta parte de la actividad económica general de China, sigue sumido en la incertidumbre. Si bien las últimas medidas de Pekín tal vez logren evitar que los desarrolladores entren en cesación de pagos y reducir el riesgo de contagio financiero, han tenido poco éxito a la hora de estimular la compra de viviendas, señaló Ting Lu, economista en jefe para China del Grupo Nomura.
Xi parece entender que probablemente China no recupere sus tasas de crecimiento del pasado.
Hace dos años, el mandatario propuso duplicar el tamaño de la economía de China para el año 2035, una meta cuyo cumplimiento habría exigido un crecimiento promedio de casi el 5% anual. Sin embargo, en su reciente informe ante el Congreso del Partido, Xi abandona ese objetivo y solo se compromete a poner la economía de China a la par “de un país desarrollado de nivel medio” para 2035.
Los economistas de Barclays calculan que para eso China necesitaría crecer a un ritmo del 3,5% anual durante el próximo decenio.
Por Stella Yifan Xie
Traducción de Jaime Arrambide
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