A Cuba antes de McDonald's: el deshielo con EE.UU. dispara el turismo en la isla
En enero creció 16% el número de visitantes a La Habana; muchos quieren conocer el país antes de que un aluvión de empresas y turistas norteamericanos cambien su fisonomía
LA HABANA.- En las semanas que siguieron al histórico anuncio de la reanudación de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana, las reservas de viajes de un operador turístico de Nueva York a la isla aumentaron 57%; en febrero, 187%, y en lo que va de este mes, 250%.
El auge de los viajes apenas constituye un ejemplo de cómo muchos norteamericanos quieren ir a Cuba, la isla "prohibida", y verla antes de que los cafés de Starbucks se instalen en La Habana Vieja, los carteles de Coca-Cola decoren sus edificios y se pierdan los autos clásicos que andan por el Malecón.
Una sensación que también comparten los turistas del mundo, que prevén que el deshielo entre los dos países atraerá una invasión de turistas estadounidenses, por lo que se apresuran, por estos días, a conseguir vuelos y habitaciones de hotel.
"Pensamos que si las cosas se relajan puede convertirse en otra sucursal de Florida", dijo Thomas Mieszkowski, un turista británico de 28 años. "Antes de que las cosas se abran, nos gustaría ver cómo es ahora", añadió.
Aunque los extranjeros suelen idealizar muchos aspectos de Cuba, como sus playas casi desiertas, su arquitectura que parece un viejo retrato de la década del 50 o los logros sociales de su revolución, muchos cubanos lo que ven son edificios derruidos que necesitan remodelación. Otros tantos ansían la llegada de los cambios y el levantamiento de las sanciones impuestas por Estados Unidos para tener capacidad de compra y sentir que tienen oportunidades económicas.
Para otros, el cambio también implica tener acceso a Internet y conectarse con el mundo exterior, lo que impulsaría una dinámica que podría traer más bienestar en el día a día. "Estamos entusiasmados", dijo Yadiel Carmenate, un estudiante de inglés de 26 años que trabaja como guía turístico.
Pero los cubanos piensan también que es poco probable que las cosas cambien de la noche a la mañana. Las conversaciones para dar los primeros pasos hacia la normalización de relaciones apenas están empezando y hay una fuerte oposición en el Congreso norteamericano para levantar el embargo, que ya cumplió 53 años, y que prohíbe casi todo el comercio con Cuba y los viajes a la isla.
"Vamos a preservar nuestra identidad a toda costa; por eso creo que será muy difícil que encuentren un McDonald's o un Starbucks en cada esquina", comentó Carmenate.
Actualmente, los estadounidenses tienen limitaciones para viajar a Cuba, aunque con el anuncio de los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, 12 categorías de visitantes podrán ir a la isla sin tener que pedir un engorroso permiso, sea por motivos culturales, religiosos o educativos.
Es, de todas maneras, una flexibilización de las normas que no alcanza para que los norteamericanos viajen libremente a la isla como lo harían a República Dominicana o Bahamas. Aun así, el anuncio de diciembre parece haber provocado una inusitada afluencia de turistas.
Según cifras oficiales del sector turístico, uno de los motores de la economía cubana, las visitas aumentaron 16% en enero pasado en comparación con el mismo mes de 2014, sobre todo con el arribo de canadienses, alemanes, británicos, argentinos, venezolanos y mexicanos. Sin embargo, no se especificó cuántos de los 371.000 viajeros que aterrizaron en la isla el año pasado eran norteamericanos.
Tom Popper, el presidente de la compañía InsightCuba, establecida en Nueva York, y que tiene autorización para organizar grupos de viajeros estadounidenses, indicó que no sólo sus reservas aumentaron 250% este mes, sino que esperaba traer a la isla unos 170 grupos, a diferencia de los 150 del año pasado.
"Hubo una especie de efecto de bola de nieve -indicó Popper-. La gente que se comunica quiere ir antes de que Cuba cambie."
El año pasado, según cifras oficiales, el país les dio la bienvenida a tres millones de turistas de todo el planeta, un verdadero récord. Eso incluye a unas 600.000 personas procedente de Estados Unidos, entre ellos los cubano-americanos que fueron a visitar a sus familiares.
En 2013, unos 95.000 norteamericanos arribaron a la isla en el marco de los intercambios culturales, religiosos y educativos permitidos, o de manera ilegal por terceros países, como Bahamas o México.
Las autoridades de la isla estiman que 1,5 millones de estadounidenses viajarían a Cuba al año si se eliminaran todas las restricciones, por lo que superaría a Canadá como el principal emisor de turistas. Para las arcas estatales significaría un aumento de 2000 millones de dólares. Hasta ahora Cuba obtiene ingresos por 2600 millones de dólares anuales por este concepto.
Pero el país caribeño no parece estar preparado para semejante invasión. Los restaurantes privados no pueden atender a toda la clientela por falta de mesas y no es posible encontrar habitaciones en La Habana Vieja para todo marzo.
El aeropuerto de La Habana, recientemente remodelado, será ampliado con una inversión de 207 millones dólares, a cargo del conglomerado brasileño Odebrecht, lo que le vendría bien a las aerolíneas norteamericanas que piensan operar en la isla próximamente.
Andrea Rodríguez y Peter Orsi
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