A un año del incendio de Notre Dame, la reconstrucción está paralizada por el coronavirus
Eran las 18.50, hora de Francia, del lunes 15 de abril de 2019. Hace exactamente un año, comenzaba el incendio de la Catedral de Notre Dame, uno de los íconos de París. El mundo observaba atónito cómo el fuego devoraba todo el interior del emblemático templo y destruía así gran parte de su valiosísimo patrimonio artístico y cultural.
Poco más de una hora más tarde, caía la aguja de 96 metros constuída con 500 toneladas de madera de la Iglesia y fue una demostración de los estragos que estaba realizando el fuego con esa joya de la humanidad, que incluso había sido la protagonista de una novela de Víctor Hugo que llegó al cine, entre otros, de la mano de Disney con su Jorobado de Notre Dame.
9 horas más tarde, y gracias al trabajo de unos 600 bomberos, las llamas fueron extinguidas, pero el daño producido había sido enorme. Si bien la estructura principal del templo no sufrió daños severos, la cubierta de la catedral fue devastada por el fuego y se destruyó casi todo lo que había bajo el crucero del templo.
El impacto de las pérdidas dentro de esta Catedral de estilo gótico construida entre los siglos XI y XII fue tal que fueron muchas las empresas y las particulares millonarios que aportaron dinero para realizar la restauración de los daños que, según algunos expertos, podría llevar unos 5 años, pero según otros, hasta 20.
Reconstrucción paralizada
Sin embargo, la reconstrucción de Notre Dame se encuentra hoy literalmente paralizada a causa de la pandemia de coronavirus que afecta al mundo y de la que Francia no escapa. En ese país, los afectados por el Covid-19 al día de hoy son 137.877 y los muertos, casi 15 mil.
Una inmensa grúa se cierne estos días sobre la emblemática catedral, cubierta por un andamio como una telaraña. Esta gema de la arquitectura del gótico está aún huérfana de su emblemática aguja y de su techo de madera. La bóveda, en tanto, se encuentra fragilizada, aunque, según los expertos, es muy improbable que se hunda.
Pero la pandemia de coronavirus no es el único motivo que provocó demoras en la reconstrucción del templo. Los retrasos en la "obra del siglo" en la capital francesa se encadenaron: el verano boreal pasado, debido a un riesgo de contaminación con plomo y en otoño, a causa de las intemperies, cada vez que el viento soplaba a más de 40 km/h.
Cuando el confinamiento debido a la pandemia del coronavirus paró por completo las obras en marzo, se estaba a punto de desmontar los 10.000 tubos del andamio colocado antes del incendio de aquel funesto 15 de abril de 2019.
Alrededor de un cinturón de vallas, desaparecieron los últimos turistas haciéndose selfies frente al segundo monumento histórico más visitado de Europa -más de 14 millones de turistas cada año-, que domina el paisaje sobre el río Sena, en la isla de la Cité.
El bullicio habitual de los visitantes dejó pasó al silencio absoluto.
Reanudación progresiva
Sus responsables estudian no obstante la forma de reactivar parcial y progresivamente la próxima etapa de las obras. Por ejemplo, las "ardillas", expertos encargados de serrar el andamio atados a cuerdas, tienen la posibilidad de respetar el distanciamiento social que impone el coronavirus.
Antes del confinamiento, las obras movilizaban a unos 60 obreros y a una miríada de empresas. Los robots limpiaron la nave, pero queda retirar los escombros por encima de la inmensa bóveda, una operación que debería finalizar antes del verano francés.
El general Jean-Louis Georgelin, máximo responsable de las obras, aseguró a la AFP que la fase de restauración propiamente dicha "debería empezar en 2021".
El arquitecto en jefe, Philippe Villeneuve, efectúa los estudios. Para empezar, podría ser necesario consolidar las bóvedas y habrá que descontaminar dos de las capillas. "Espero que todo esto termine durante el otoño", afirmó el general. También habrá que instalar un "paraguas" definitivo a la catedral de París.
Pese a la paralización de las obras, "no dormimos, estoy solicitando la reflexión de todo el mundo", agregó Georgelin.
¿Una misa en 2024?
La duda que persiste, más allá del coronavirus, es si podrá restaurarse un monumento tan complejo en un lustro, como lo pidió el presidente Emmanuel Macron. "Muchas personas dijeron al principio que en solo cinco años haríamos cualquier cosa, pero son afirmaciones malintencionadas. Se pueden conducir las obras de manera ejemplar", afirmó el general Georgelín. Él está seguro de que Notre Dame celebrará un tedeum el 16 de abril de 2024.
El pasado Viernes Santo hubo allí una misa solo con siete asistentes, en parte por el coronavirus y en gran parte por el estado de la Catedral.
"Supongamos que la paralización por el COVID-19 dure dos meses. Deberíamos ser capaces de absorber ese periodo en un total de 60 meses", aseguró.
El futuro de Notre Dame
Otra incógnita importante que se presenta es cómo será la futura Notre Dame. La cuestión despierta rispideces fuertes entre quienes quieren reconstruir de manera idéntica el edificio histórico y quienes defienden la idea de Macron de inscribir un "gesto arquitectónico contemporáneo".
El arquitecto Villeneuve es partidario de mostrarse fiel al estilo gótico que le imprimió Viollet-le-Duc en el siglo XIX y cuyos planos se conservan. También parece ser la opción de la mayoría de los franceses.
En cambio, algunos estudios de arquitectos propusieron ideas modernizadoras, como una aguja de cristal, un techo poblado de un jardín, una terraza panorámica.
Se necesitará todo el dinero recaudado
Las obras también se encarecieron por los imprevistos, como la presencia de plomo y los retrasos. Las donaciones y promesas suman 902 millones de euros, desde las pequeñas sumas aportadas por ciudadanos hasta los montos millonarios de los gigantes del lujo LVMH y Kering.
"Quienes se atrevieron a decir que teníamos demasiado dinero pecaron de imprudencia. Todo indica que necesitaremos todo el dinero" de los 340.000 donantes, expresó el general, que les dispensa a los que pusiero dinero su "profunda gratitud".
La investigación judicial sobre las causas del incendio sigue abierta. En junio, las pesquisas preliminares de la fiscalía de París descartaron un acto terrorista o malintencionado.
La investigación sobre el origen del fuego
La investigación judicial sobre las causas del incendio sigue abierta. En junio, las pesquisas preliminares de la fiscalía de París descartaron un acto terrorista o malintencionado.
Pero el origen del fuego sigue indeterminado: pudo ser un cigarrillo, un cortocircuito. La investigación podría apuntar a una negligencia de las empresas que trabajaban en ese momento en la restauración de la aguja, pero también del Estado si no respetó el pliego de condiciones.
Con información de AFP
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