A 20 años de la muerte de Lady Di: la historia del auto maldito y la fatídica decisión de Dodi Al-Fayed
El fatal derrotero de acontecimientos que terminó con la vida de la princesa de Gales y su flamante pareja
Las cámaras de seguridad del Hotel Ritz registraron que el viaje mortal empezó a las 00.20. Lady Di y Dodi Al-Fayed habían cenado en la suite imperial del hotel. Su romance llevaba pocos meses, pero en las semanas previas había adquirido alto perfil. Ya se habían dejado ver juntos en varias ocasiones y los paparazzi los asediaban permanentemente. Esa noche había decenas de fotógrafos en la puerta del Ritz, ubicado en la Place Vendôme de París. Los despistaron. Diana vestía pantalón blanco y blazer azul. Dodi, jeans y campera de cuero tostada. Subieron a un Mercedes Benz rumbo al apartamento de Dodi, ubicado cerca del Arco del Triunfo, pero tomaron un camino alternativo. El auto dio media vuelta a la plaza frente al hotel, pasó la entrada a los Champs Elysées, se encaminó por la derecha, bordeando el Sena. Del otro lado del río se alzaba brillante la Torre Eiffel. Por ese camino hay varios túneles. Pasó uno. Entró a otro, el del Pont d'Alma. El auto saldría muchas horas después, convertido en chatarra y sin sus ocupantes. Tres de los cuatro murieron.
Las teorías sobre lo que pasó la madrugada del 31 de agosto de 1997 son muchas, y algunas nunca terminarán de descartarse. La investigación ronda las 8000 páginas, y la Scotland Yard llamó Operación Paget a las pesquisas para confirmar o desechar la más grave de las acusaciones: que la corona británica y los servicios secretos habían conspirado y provocado el fatal accidente en el que murieron Lady Di, su pareja por entonces, el magnate Dodi Al-Fayed y el conductor del auto, Henri Paul.
Algunos podrían culpar al magnate egipcio Mohamed Al-Fayed, el padre de Dodi. Si tan sólo no hubiera organizado el encuentro de la pareja en París, si no les hubiera facilitado todos los servicios del Hotel Ritz, de su propiedad, si hubiera controlado su flota de limusinas y si hubiera exigido a sus empleados no beber en el horario laboral... Otros podrían señalar al mismo Dodi Al- Fayed, a quien ni su escolta ni sus empleados se atrevían a contradecir y pergeñó la estrategia para escapar de los paparazzi con tanta mala suerte que en la logística quedó definido su destino: Dodi decidió que su chofer saldría del Ritz primero con su Mercedes Benz, seguido por el Range Rover de la escolta, para despistar a los fotógrafos, mientras él y la princesa se escapaban con uno de los miembros de su equipo de seguridad, a ojos vistas borracho, por la puerta trasera en otro auto: el auto maldito.
Era un Mercedes S280 negro y se veía reluciente. Sin embargo, debajo de ese capó impactante había una trampa mortal. Su historia, contada con lujo de detalles en el libro Qui a tué Lady Di? ("¿Quién mató a Lady Di?") del periodista francés Jean-Michel Caradec'h, se remonta a septiembre de 1994, cuando lo compró el ejecutivo publicitario Eric Bousquet. Tres meses después, en un asalto, se lo robaron a su chofer y el ladrón, aparentemente, sufrió con él un violento accidente, con varias vueltas de campana. El auto apareció abandonado en el aeropuerto de Roissy, en París y fue vendido como chatarra. Pero alguien decidió refaccionarlo y nuevamente se lo vio en las calles de París. Lo tenía el concesionario de Mercedes Benz del boulevard Saint-Marcel y pasó a manos del dueño de una empresa de limusinas, Jean-François Musa, quien no tardó en descubrir que estaba muy averiado: se desviaba, daba coletazos y según los conductores de su empresa, tenía reacciones imprevistas. Lo llevó al taller. En mayo de 1997, Musa le hizo cambiar la amortiguación pero se quejó de que al pasar los 40 km/h el auto parecía fuera de control. Según reconoció el empresario a los autores del libro Qui a tué Lady Di?, no se deshizo de él porque no quiso perder dinero. Tampoco avisó al Ritz cuando, tras recibir el pedido de un auto urgente para la fuga de incógnito de la princesa y su amante, vio que el único coche disponible era justamente ese. Lo envió de todos modos.
Aunque Mohamed Al-Fayed gastó fortunas en investigar el episodio en busca de una evidencia de su principal hipótesis, que había sido un accidente provocado y que su hijo y la princesa Diana habían sido asesinados como parte de un plan del príncipe Felipe, el marido de la reina Isabel II y padre del príncipe Carlos, junto a los servicios secretos reales, en diciembre de 2006, un informe de 832 páginas de la Scotland Yard concluyó que no existían pruebas que sostuvieran esta teoría y dio por cerrado el Operativo Paget, aunque volvió a investigar evidencias unos años después. El caso, que aún abre incógnitas, concluyó con la certificación de que se trató de un accidente, que el chofer había perdido el control del auto, que iba a más del doble de la velocidad permitida, y que conducía bajo los efectos del alcohol y de otras sustancias.
El chofer era Henri Paul. Había conseguido trabajo en el equipo de seguridad del Ritz en 1986. Su cargo era adjunto al jefe de seguridad. Luchaba contra el alcoholismo y en los últimos meses antes de su muerte había entrado en una fuerte depresión tras un desengaño amoroso. Aunque no le tocaba trabajar, el 30 de agosto había pasado el día en el hotel porque sabía que había que ocuparse de la presencia del hijo del dueño y de la princesa. Cenó con uno de los guardaespaldas. Bebió dos copas de anisado Ricard. La autopsia determinó que tenía 1.7 gramos de alcohol en sangre, más del doble de lo permitido, que en Francia en ese momento era 0.5. También se descubrió que había consumido Prozac, Tiapridal, y Aotal 333, sustancias para tratar la depresión y la adicción al alcohol. Ni Henri Paul ni Dodi ni Diana llevaban cinturón de seguridad. Solamente lo usó Trevor Rees-Jones, el guardaespaldas que los acompañaba, y el único sobreviviente de la tragedia.
En su carrera por huir de los paparazzi - tres de los cuales, Jacques Langevin, Fabrice Chassery Christian Martinez, fueron juzgados y absueltos por la persecusión a la princesa- Henri Paul pisó el acelerador hasta alcanzar los 150 km/h de un auto que se salía de control con sólo rebasar los 40. Chocó a un Fiat Uno blanco y se estrelló contra la columna número 13 del túnel del Alma. Henri Paul y Dodi murieron en el acto. Lady Di, la mujer más fotografiada del mundo, agonizó unas horas. Su corazón todavía palpitaba cuando intentaban rescatarla de entre los restos destrozados del auto para llevarla al hospital Pitié-Salpêtrière donde intentaron reanimarla. Respiraba aún cuando una cámara apuntó a su rostro desfigurado por los golpes y la sangre y le sacó su última foto (publicada luego por el Bild Zeitung de Alemania). A las 2 llegó al hospital. A las 4, Lady Di murió.
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