Visita de Isabel II a Irlanda
Tras un siglo de duros conflictos, el viaje de la reina marca una gran mejora en las relaciones entre Gran Bretaña e Irlanda
PLANIFICADA cuidadosamente con más de un año de antelación, la reciente visita de la reina Isabel II a Irlanda se completó con todo éxito. Se trata de un acontecimiento que revela gran madurez por parte de Gran Bretaña e Irlanda, en el esfuerzo por normalizar sus relaciones bilaterales después de un siglo de duros conflictos.
Isabel II, a los 84 años, ha sido la primera monarca británica que pisa el suelo de Irlanda desde que este país obtuvo su independencia, en 1921. El anterior monarca que visitó el país fue el rey Jorge V, en 1911, como parte de las celebraciones de su coronación. Apenas una década después, la guerra independentista obligó a retirar las tropas británicas y culminó con la partición de la isla, que aún perdura.
El éxito del proceso de paz en Irlanda del Norte y el reciente pedido de perdón por parte del primer ministro británico, David Cameron, por los tristes sucesos ocurridos un domingo de 1972 en la ciudad de Derry, removieron los obstáculos principales que impedían una mejor relación entre los dos países vecinos. El respeto recíproco y la cordialidad demostrados por ambas partes permitió que la visita de la reina Isabel II culminara felizmente. El esfuerzo presumiblemente no fue fácil para la reina, ya que el Ejército Republicano Irlandés (IRA) asesinó a su tío político, Louis Mountbatten, cuando estaba navegando, de vacaciones, frente a las costas de Irlanda del Norte, en 1979. El príncipe Felipe, de 91 años, acompañó también a su esposa en el viaje reciente.
Ni las amenazas de bombas ni las pequeñas protestas perturbaron el preciso protocolo de la visita. Quedó la sensación de que las relaciones bilaterales entre el Reino Unido e Irlanda han mejorado sustancialmente y se ubican ahora en niveles de cercanía sin precedente en los últimos tiempos. El propio líder republicano Gerry Adams manifestó su deseo de que la relación crezca y se profundice, sobre la base del respeto mutuo igualitario.
Hay todavía una compleja tarea por completar, que debe realizarse sin apresuramientos y con pasos firmes, y es la unificación de Irlanda sobre la base del respeto y la tolerancia entre los propios irlandeses. El camino ha comenzado a recorrerse y la ola de violencia que separaba a ambas naciones parece haber quedado sustancialmente atrás, pese a que todavía existen grupos intolerantes menores.