Violencia doméstica
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Desde 2011, el 11 de octubre se conmemora mundialmente el Día Internacional de la Niña. Con motivo de dicha fecha, la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación difundió las últimas cifras sobre niñas y adolescentes mujeres víctimas de alguna forma de ese tipo de maltrato en la ciudad de Buenos Aires. La OVD funciona las 24 horas todos los días del año, al igual que la línea 144, con equipos interdisciplinarios que reciben las denuncias, las evalúan y las derivan.
Del total de personas afectadas por hechos de violencia doméstica denunciados en 2023, una de cada cinco era una niña o una adolescente. Durante el año pasado, 2799 niñas y adolescentes menores de 17 años vivieron este tipo de situaciones; un promedio de ocho por día. El 87% tenía menos de 15 años y en el 57% de los casos la violencia fue diaria o semanal. Ocho de cada diez denunciados eran sus progenitores (68% padres y 32% madres).
En el 95% de los casos eran niñas de 14 años o menos que sufrieron maltrato psicológico y emocional; en el 31%, maltrato físico, y en el 12% fueron también víctimas de abusos de índole sexual. El equipo médico de la OVD pudo constatar lesiones en 63 niñas.
Una cada diez jóvenes de entre 15 y 17 años denunció a su pareja hombre, con un 42% que denunció ser víctima de violencia física, en su mayoría por parte de sus progenitores y un 19% que sufrió abusos sexuales, en un 70% a manos de no familiares.
En 2023 la OVD registró 5391 niños, niñas y adolescentes víctimas de maltrato infantil, más de la mitad con menos de ocho años de edad. Lamentablemente, estos porcentajes acompañan una tendencia creciente que se observa desde 2018. Vivir en hogares agresivos, siendo testigos de situaciones de violencia de distinto tipo, pone en evidencia la incapacidad del Estado para hacer respetar el derecho de los niños a crecer en ámbitos seguros. Esa violencia tempranamente experimentada en el hogar impacta en los comportamientos posteriores de sus testigos y protagonistas. Resguardar y preservar su seguridad física y emocional es tan importante como promover el respeto de sus derechos humanos.