Violencia de género, la otra pandemia
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El femicidio de Nancy Videla, cuyo cuerpo fue encontrado bajo el contrapiso recién construido de una vivienda en Ingeniero Budge, expresa de la manera más salvaje la persistencia de una violencia que sigue ensañándose contra mujeres y niñas. Según el informe del Observatorio de Feminicidios en la Argentina Adriana Marisel Zambrano, a cargo de la Asociación Civil La Casa del Encuentro, entre el 1º de enero y el 31 de octubre de este año se registraron 227 femicidios y diez transfemicidios o travesticidios, uno cada 30 horas.
Estas cifras reflejan solo parte de una cruel realidad, pues muchas mujeres no pueden acceder a la administración de justicia y son demasiados los casos no denunciados, así como también los que, habiendo sido denunciados, no son atendidos. Ada Beatriz Rico, presidenta de esa asociación, expresó que el mayor problema es la naturalización de los femicidios, “que cada muerte se vea como un número”, no como mujeres asesinadas.
Creada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, desde 2006 la Oficina de Violencia Doméstica (www.ovd.gov.ar) facilita el acceso a la Justicia de casi 125.000 personas en estado vulnerable. Durante la pandemia registró casi 11.000 denuncias. En el 78% de los casos, se dictaron prohibiciones de acercamiento de los agresores; en el 68% se prohibió el contacto telefónico o por vías digitales, y en el 27% se suministró un botón antipánico a las personas afectadas.
Es evidente que el Estado tiene una responsabilidad indelegable y debe actuar con rapidez frente a estas tremendas situaciones. Para ello es indispensable y prioritario que policías, fiscales y jueces estén debidamente capacitados en esta delicada problemática.
Resulta decepcionante constatar cómo persisten en numerosos casos odiosas barreras que dificultan un adecuado acompañamiento a las víctimas, las que deben contar no solo con leyes que las amparen, sino, además, con una estructura estatal y profesional que las contenga.
Para las mujeres víctimas de violencia, la pandemia demostró que el encierro convirtió la propia vivienda en el espacio más peligroso, para ellas y para sus familias. Según un análisis del Observatorio de las Violencias de Género Ahora Que Sí Nos Ven, durante el año pasado se registraron 298 femicidios, de los cuales el 65% ocurrió en la casa de la víctima.
La lucha contra esta problemática no puede ser aislada ni espasmódica, sino transversal a todas las instituciones del Estado en sus distintos niveles, de manera sostenida y mucho más eficaz de lo que lo ha venido siendo hasta ahora. Atender las demandas y las denuncias en tiempo y forma contribuye a la prevención. No caben la impunidad ni la tolerancia ante estos aberrantes delitos.