Vida digital, cuidar a los menores
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La muerte de Milagros, la niña santafesina de apenas 12 años, es otro llamado de atención. “Asfixia mecánica por ahorcamiento” reportó la autopsia. Varios niños en distintos lugares del mundo murieron por la misma causa.
“Desafío del apagón” (Blackout Challenge) es el nombre del macabro reto difundido en la plataforma TikTok, que alienta a aguantar la respiración lo máximo posible para luego subir un video contando la experiencia. En 2017, otro juego suicida, el reto de la “ballena azul” se viralizó rápidamente con siniestras propuestas que también derivaron en numerosas muertes.
Los peligros de la vida digital se acrecientan entre los más jóvenes cuando, en su afán por “pertenecer” o de simplemente sumar un like, imitan conductas difundidas en las redes que atentan contra su integridad.
YouTube, TikTok, Instagram, Twitch ganan popularidad entre niños y adolescentes. Para que un menor disponga de un celular, los adultos deben comprometerse a acompañar responsablemente su cotidianeidad online. No es sencillo, pero es fundamental.
El 45% de los casi 1000 millones de usuarios de TikTok tienen entre 16 y 24 años. La edad de iniciación en esta plataforma está entre los 5 y 6 años. Se estima que entre esa edad y los 15 años la utilizan, en promedio, más de una hora diaria. Claramente no se trata de prohibir, ni de reprender, ni de juzgar. Se trata de advertirles sobre aquello que nos les conviene o que puede dañarlos, física o mentalmente.
Fue la tía de Milagros quien primero compartió su dolor para advertir a otras familias. La importancia del diálogo se agiganta, pues los controles nunca serán suficientes si los chicos no desarrollan su propio criterio, aprendiendo a ser partícipes de cualquier intercambio. No habría tampoco que esperar a que ellos estén dispuestos a hablar, más bien lo contrario. Incluso, se debe considerar eventualmente el aporte profesional.
Los adultos deben ahondar en los intereses de los menores para ayudarlos a elegir, profundizar sobre qué tipo de contenidos les gustan, a qué influencers disfrutan seguir y qué están buscando cuando se plantean cumplir retos virales.
Lamentablemente, la legislación en este terreno corre por detrás de las necesidades que se plantean. Faltan protocolos de actuación, detección y protección. Basta señalar que incluso hay delitos en este campo que no se sancionan porque no están tipificados en el Código Penal. En EE.UU., la madre de una víctima de 10 años presentó una demanda por homicidio culposo contra la plataforma. Denunció la negligencia e irresponsabilidad de permitir que proliferen videos peligrosos.
Para los menores, las redes ofrecen riesgos y oportunidades, plantea el especialista Sebastián Bortnik. Depende en mucho del acompañamiento y del diálogo con los adultos que no se vuelvan una amenazante oportunidad para ponerse en riesgo.