Varotto, investigador del año
Durante su carrera como físico, Conrado Varotto fue uno de los fundadores de Invap, director ejecutivo y técnico de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), puso en órbita cuatro satélites que aún hoy observan la Tierra y creó el cohete Tronador. Por todo esto, a los 77 años, este gran científico fue distinguido como mejor investigador del año por la Secretaría de Gobierno de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación y, a la vez, recibió el Premio Houssay a la Trayectoria.
Con humildad y palabras sabias, Varotto dijo dos conceptos claves cuando recibió el reconocimiento de manos del entonces presidente Mauricio Macri: alentó a los científicos jóvenes a "aguantar" porque la sociedad argentina reconoce el valor del conocimiento y pidió que la ciencia deje atrás los prejuicios ideológicos.
Varotto nació en Italia, durante la Segunda Guerra Mundial, pero llegó a la Argentina con apenas 9 años y tuvo la historia de muchos inmigrantes, que forjaron una alianza con esta nación de puertas abiertas para quienes precisan cobijo y a la que devolvieron, luego, esa bienvenida al aportar valor agregado a su ciencia y desarrollo.
"Es un país que me dio todas las oportunidades y espero que se las dé también a otros", aseguró emocionado, al mismo tiempo que decía no merecer tanto reconocimiento.
A aquellos logros de Varotto hay que sumar que su saber fue decisivo para desarrollar el enriquecimiento de uranio en el país. Pero, sin dudas, sus mayores frutos los dio en la Conae, entidad con la que aún hoy está en estrecha relación.
Varotto recuerda que, apenas llegó a la Conae, la Argentina había decidido darle rienda a la posibilidad de crear una agencia espacial, y por eso pudo concretar muchos proyectos que implicaban la exploración de los cielos. Con tantos años de trayectoria, este científico reconoce el trabajo de sus colegas y el empeño para impulsar investigaciones y generar valor. "Cuando la gente está comprometida de verdad, los argentinos podemos hacer muchas cosas importantes. Tenemos que dejar de jorobar con criticarnos tanto", afirmó.
Con una mirada clara e integral sobre el impacto de la ciencia en el desarrollo de los países, pidió a las entidades que la financian que comprendan que se trata de un "negocio de riesgo", pues estos profesionales lidian con materias desconocidas, con problemas a los que hay que encontrarles soluciones y para llegar a la mejor de ellas el mejor camino sigue siendo el de prueba y error.
La vida y la obra de este investigador son el resultado de sus talentos, pero también de un Estado presente y con visión de futuro, que apoye la ciencia y crea en los proyectos más allá de un fin inmediato.