Vapeo y daños en jóvenes
Si en algún momento se pensó que el cigarrillo electrónico podía ser un efectivo y saludable sucedáneo del tabaco, la ciencia ha demostrado largamente que no es así. Ha rechazado tajantemente su uso recreativo entre adolescentes, que inician con él peligrosos caminos de adicción. Cáncer y enfermedades cardíacas y respiratorias, entre otras, son algunos de los graves daños que provoca en la salud, por lo que todos los países deberían prohibir los vaporizadores electrónicos, según opiniones vertidas por expertos en prestigiosos medios científicos, como The Lancet y British Medical Journal.
Un estudio de la Universidad de Stanford determinó recientemente que el consumo de cigarrillos electrónicos multiplica por cinco las probabilidades de contraer Covid-19, y se eleva a siete en caso que sean consumidores tanto de tabaco como del llamado "e-cigarrillo".
En nuestro país, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) advierte sobre su prohibición, que rige desde 2011. Sin embargo, la comercialización está vigente y basta con hacer una búsqueda en internet para encontrar numerosos proveedores de dispositivos calentadores que, si bien no contienen tabaco, utilizan otras sustancias tóxicas, como la nicotina.
También la Unión Antitabáquica Argentina (www.uata.org.ar), que agrupa a Lalcec, a las Sociedades Argentinas de Cardiología, de Pediatría, y de Cancerología, entre otras, se ha expresado duramente contra la falta de controles, que ha hecho además que se comience a consumir desde los 13 años.
Haciendo caso omiso de toda la evidencia científica en contrario, la página web de una de las dos principales tabacaleras, Philip Morris International, se jacta de vender el primer y único producto de nicotina electrónico con autorización de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), el principal ente regulador de los EE.UU., y agrega que esperaba "que beneficie la salud de la población en general". En manejos ciertamente confusos, la FDA emitió su descargo al afirmar que, aunque se autorizó su comercialización, los productos no están aprobados. Y que "rechaza las afirmaciones de que el uso de producto fuera menos perjudicial que otros productos de tabaco o redujera riesgos para la salud". Increíble ejemplo del fuerte lobby que compañías como la referida, junto a la British American Tobacco, llevan adelante para contrarrestar valiosas iniciativas como Niños Libres de Tabaco (www.tobaccofreekids.org), a cargo de una activa organización internacional. Esta estima que más de 5,3 millones de chicos consumen los llamados e-cigarrillos solo en EE.UU. aun cuando su venta está prohibida a menores de 18 años.
La Anmat debe reforzar los controles y aumentar las penas para hacer de efectivo cumplimiento la disposición vigente sobre la prohibición de importación, distribución, comercialización y publicidad de estos dañinos cigarrillos electrónicos, sus accesorios y cartuchos. Está claro que ingresan en nuestro territorio sin control, vulnerando el derecho a la salud y, más preocupante aún, promoviendo nefastas adicciones en nuestros jóvenes.