Uruguay: una excepción regional
MONTEVIDEO.-Ante un auditorio repleto, y mostrando que ni los años ni el Covid han limado en nada su agudeza, Vargas Llosa profundizó en lo que ha sido su planteo más reciente: en medio de un panorama regional deprimente en materia política, Uruguay se ha vuelto una excepción positiva y optimista.
Tras 15 años de gestión del Frente Amplio, decidió un cambio de rumbo y colocó en la presidencia a un dirigente relativamente joven, con una mirada moderna de las ideas liberales. En apenas dos años de gestión, logró enderezar una economía que se veía desfalleciente y va rumbo a “encajar” dos años de crecimiento vigoroso. Ordenó las cuentas fiscales, logrando mantener el grado inversor cuando las principales calificadoras ya veían un panorama muy oscuro para el país. También mejoró en casi todos los índices de violencia, pobreza y empleo.
Y esto lo consiguió pese a haber padecido una pandemia sanitaria, que le estalló en las manos apenas 15 días después de asumir el gobierno. Un proceso que el país transitó sin cuarentenas forzosas, sin voluntarismos y apelando a la libertad responsable de una sociedad que estuvo a la altura del desafío.
Uruguay parece una isla de estabilidad democrática, crecimiento económico y paz social. Eso más allá de los fuegos de artificio de una oposición que no se resigna a aceptar el lugar que las urnas le otorgaron para estos cinco años.
Qué decir de la Argentina y Chile, dos países con una influencia cultural y política bastante más allá de sus fronteras y que hoy viven panoramas políticos desesperantes. La Argentina, consolidando cada día que pasa un desbarranque institucional y económico que no parece tener fondo.
Por suerte, la sociedad uruguaya con su proverbial madurez, tanto en el reciente referéndum como en cada encuesta, muestra que valora lo logrado y entiende el rumbo que hay que seguir.