Un Perú fragmentado, hacia la segunda vuelta electoral
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Las recientes elecciones presidenciales peruanas han demostrado que el país está, pese a la continua buena marcha de su economía, muy fragmentado políticamente.
El próximo Congreso peruano contará, presumiblemente, con la presencia de nada menos que diez distintos partidos políticos, ninguno de los cuales pudo obtener siquiera el 20% de los votos totales depositados por la ciudadanía en la primera vuelta electoral. Llamativamente, se registró un elevado nivel de ausentismo, dado que, pese a la obligatoriedad del voto, hubo nada menos que un 28% de los ciudadanos en condiciones de sufragar que no concurrieron a las urnas.
El candidato más votado en la primera vuelta resultó ser, para sorpresa de muchos, el joven dirigente sindical de izquierda Pedro Castillo, quien curiosamente es conservador en algunos temas sociales de peso, como son los de la igualdad de género, el aborto y la posibilidad del matrimonio homosexual, en los que coincide en forma sustancial con su rival en la imprescindible segunda vuelta electoral, que tendrá lugar el próximo 6 de junio. Esto es, Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori, actualmente en prisión por violaciones a los derechos humanos y corrupción.
Perú tiene un Poder Legislativo unicameral, dotado de 130 escaños. De ellos, unos 35 podrían quedar en manos de la izquierda. Pero Keiko Fujimori obtendría unas 24 bancas y el candidato ultraconservador, Rafael López Aliaga, unas 13 bancas más.
Por eso, parece bastante probable que Perú tenga un parlamento controlado por fuerzas políticas más bien moderadas o de centro, en el que las decisiones más importantes tendrán que ser pacientemente negociadas para así poder construir consensos.