Un llamado a la esperanza
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Con la asistencia de casi mil empresarios y directivos, fue cerrada el viernes último en Mar del Plata la 59ª edición del tradicional Coloquio de IDEA, cuyo rasgo destacado, junto al sugerente lema “Argentinos: volvámonos a ilusionar. Hagamos que valga la pena”, fue la presentación de 20 propuestas para el desarrollo de la Argentina, debatidas a lo largo de más de seis meses por un grupo de 67 CEO de empresas y sus equipos técnicos.
El deplorable estado del país, en función de las calamitosas cifras de sus principales variables macroeconómicas, sumado a la incertidumbre que depara el escenario electoral, es fuente de preocupación en la comunidad empresarial. Los pretextos del gobierno nacional para justificar la crisis –los efectos de la pandemia, la guerra en Ucrania y la sequía– no convencen a nadie. Sin desconocer esas dificultades, basta que comparemos la inflación de la Argentina, que acumula el 124% interanual, con la de países vecinos como Uruguay, donde apenas ronda el 3,8% en igual período. También es interesante hacer el ejercicio de comparar nuestra economía con la de Perú. Si bien este país ha sufrido numerosas convulsiones políticas, que lo llevaron a tener ocho presidentes en los últimos 17 años, tiene una inflación promedio inferior al 3% anual en las últimas dos décadas y reservas internacionales por 76.000 millones de dólares. La razón no es otra que la independencia de su Banco Central, a cuyo frente se encuentra Julio Velarde Flores desde hace 17 años. A su paso por el coloquio, este economista peruano se ganó la admiración y la envidia de muchos de los empresarios argentinos que asistieron al encuentro. En especial, cuando aclaró: “Puedo ser removido si le presto dinero al gobierno y no puedo obligar a los bancos a comprarle bonos al Tesoro, porque también es causa de remoción”. ¡Cuánto para imitar!
El Coloquio de IDEA dejó también una serie de propuestas dignas de ser consideradas por quienes tendrán a su cargo la tarea de conducir el país desde el 10 de diciembre próximo. Entre ellas, la simplificación del sistema impositivo para mejorar la competitividad de las empresas; el reordenamiento del sistema previsional de manera equitativa y sostenible; la racionalización y reducción de los subsidios energéticos; una nueva ley federal de coparticipación de impuestos; la generación de incentivos a la contratación laboral; la reducción de los costos de los juicios laborales; la confección de un registro único y público de beneficiarios de programas sociales; el mejoramiento del programa de puente al empleo.
Pero, sin duda, debe destacarse el énfasis puesto en la necesidad de respetar la Constitución y las instituciones democráticas como única manera de volver a ser un país serio, dejando de lado los prejuicios y la lógica amigo-enemigo, que dificultan el diálogo y los consensos tan indispensables para dejar atrás nuestros crónicos males. El sano debate que imperó en este foro empresarial, en el que cabe lamentar la inasistencia de candidatos presidenciales como Javier Milei y Sergio Massa, es el camino para que la actual angustia y desazón se transforme en esperanza.