Un Estado fallido y forajido
CARACAS.– Las malas políticas y prácticas del régimen chavista-madurista instalado desde 1998 han colocado al país en una situación lamentable que nos ha llevado a la mayor crisis de nuestra historia. Han hecho de Venezuela un Estado quebrado, endeudado, destruido, arruinado, sumergido en una emergencia humanitaria compleja, como lo han definido los organismos internacionales, marcado por niveles de corrupción inimaginables.
El régimen ha convertido a Venezuela en un Estado forajido, irrespetuoso del orden jurídico y las normas y principios reguladores de las relaciones internacionales. No solamente le señalan incurso en actividades delictivas transnacionales, en territorio en donde operan grupos irregulares, sino por el incumplimiento reiterado de sus compromisos y obligaciones internacionales. Además, fallido por no controlar la totalidad del territorio que ha cedido a grupos guerrilleros, islamistas extremistas y bandas dedicadas al narcotráfico y la minería ilegal. Hoy se nos señala como un país que viola de manera sistemática y generalizada los derechos humanos, los derechos civiles y políticos y los económicos, sociales y culturales.
El régimen negocia acuerdos y, para evadir su cumplimiento, recurre a medios de interpretación cargados de cinismo, producto de altibajos y zancadillas, cuya violación es hoy clara, lo que ha sido condenado por la comunidad internacional y organismos multilaterales. El incumplimiento es visto como un obstáculo para el cambio al que la inmensa mayoría de los venezolanos aspira, mediante elecciones libres, competitivas, justas, en el que participemos todos como electores y quienes tengan legitimidad para presentarse, como María Corina Machado, candidata escogida en primarias claras y transparentes.