Trenes de la vida
A casi dos meses del fallecimiento del doctor Martín Urtasun, promotor del Tren Hospital Alma, vaya un cálido recuerdo a su enorme trabajo en favor de la niñez
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Muchas grandes historias se van a la tumba con sus protagonistas. Algunas saldrán luego a la luz para honrar vidas dedicadas a un heroísmo silencioso. Lazos de Vida (2023), protagonizada por Anthony Hopkins y Elena Bonham Carter, es una película recientemente en cartel que relata cómo el empresario británico, de origen judío Nicholas Winton salvó a 669 niños judíos de morir en el Holocausto, una gesta solo comparable con la del alemán Oscar Schindler.
Ni su mujer ni los hijos de Winton se enteraron de que a lo largo de 1939 este humilde agente de Bolsa había logrado sacar a tantos chicos de Checoslovaquia en ocho viajes entre Praga y Londres, siete de ellos en tren. Ya en destino, los niños fueron temporariamente adoptados por familias británicas. El cierre de fronteras que impuso la invasión alemana a Checoslovaquia impidió la partida de un noveno convoy. Winton lamentó profundamente que cerca de 250 chicos terminaran perdiendo sus vidas en campos de concentración. Unos 15.000 niños murieron asesinados en Checoslovaquia en la Segunda Guerra Mundial.
La hazaña recién se conoció en 1988 cuando la mujer de Winton encontró un maletín con listas de los rescatados, algunas fotos de los niños y cartas de sus padres que prolijamente guardaba su esposo. El Daily Mirror y luego la BBC difundieron el secreto guardado durante 50 años. Más de 6000 personas están hoy vivas gracias a quien distinguía entre la bondad pasiva y la activa que supo ejercer humildemente. Falleció en 2015 luego de recibir infinidad de condecoraciones.
Nuestro país necesita de soñadores generosos como el doctor Urtasun, dispuestos a atender las infinitas necesidades de muchos niños vulnerables
En 1980, Martín Jorge Urtasun, cirujano pediátrico del Hospital Churruca, promovía otro tren que sería una bendición para muchos niños argentinos. “En lugar de traer aquí a los pacientes, debemos llegar a ellos”, argumentaba quien, contando con vagones cedidos por el Ferrocarril Belgrano Cargas y Logística (BCyL), pasó a liderar el proyecto de la Fundación Alma: el Tren Hospital para Chicos.
Desde distintos puntos del país se sumaron pediatras, médicos generalistas, odontólogos, radiólogos, trabajadores sociales, enfermeros y bioquímicos, ofreciendo su tiempo y resignando sus saberes voluntariamente. El Tren Hospital Alma, una formación inicial de tres vagones con dos consultorios médicos y uno odontológico, quirófano, sala de rayos, cocina comedor y camarotes para el personal, comenzó a recorrer pequeños poblados de Formosa, Chaco, Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, La Rioja, San Juan y Santa Fe. Una vez por año llegaba a cada destino, para el seguimiento y atención a los pacientes, articulando también con docentes de las escuelas locales en educación sanitaria.
Cada viaje al norte argentino duraba 15 días y se hacían ocho o nueve al año, entre abril y noviembre. En 2002 debió suspender la tarea por desperfectos técnicos y requerimientos de mantenimiento mecánico. Volvió a funcionar en 2004 pero, en 2015, un incendio destruyó por completo los viejos vagones. Se iniciaron gestiones para que el Estado proveyera nuevas unidades, pero el compromiso oficial de reemplazarlos con unidades reacondicionadas para funcionar como hospital rodante no se cumplió. Los viajes sanitarios con otros medios de movilidad continuaron hasta 2019, pero la pérdida del tren fue seguida de una caída de la financiación por donantes corporativos, que volvió ya inviable el funcionamiento de la Fundación.
Mañana se cumplen dos meses del fallecimiento del doctor Urtasun, incansable impulsor del Tren Alma, que atendió a más de 90.000 chicos a lo largo de 40 años de tarea voluntaria. Esta Argentina empobrecida de hoy necesita soñadores generosos, de bondad activa, dispuestos a atender las infinitas necesidades de muchos niños vulnerables. Vaya nuestro homenaje a quien tanto hizo por ellos. Con menos ramales ferroviarios, hoy seguramente optando por carreteras, aquel esfuerzo sigue siendo tan imprescindible como entonces. Miles de niños demandan atención sanitaria en lugares apartados o de difícil acceso. Hay trenes que pasan solo una vez y en ellos va la vida de muchos.