Testigos en peligro
CARACAS.– El Consejo Nacional Electoral es un organismo dedicado a cavar zanjas. De eso se ocupa desde el 5 de marzo cuando echó a rodar el cronograma electoral hacia el 28 de julio. A cada zanja, la ingeniería electoral opositora tendrá que tender puentes para continuar en la ruta a la fecha que tanto temor desata en las filas oficialistas. Niega la veeduría internacional fiable y ahora entorpece la presencia de testigos de la opción del cambio político en las mesas de votación. Una nueva jugada que pone en evidencia, por si faltaran pruebas, la debilidad de un gobierno que se sabe derrotado en el ánimo popular que acompaña los recorridos de María Corina Machado por el país.
La única manera de evitar su derrota es minar la campaña electoral y todo lo que rodea el derecho al ejercicio del voto. Inhabilita y bloquea candidaturas, secuestra partidos, detiene activistas sociales y políticos, arremete contra gente humilde que vive como puede de su trabajo honesto y, en paralelo, utiliza los medios de comunicación públicos, propiedad de todos los venezolanos, a su antojo.
Esa penúltima jugada es la que estipula que los testigos de mesa tendrán que ser electores de la mesa donde voten, de acuerdo con la resolución 240620-054 publicada en Gaceta Electoral el 20 de junio. Algo nunca visto en un proceso electoral. La intención es una sola: poner trabas para que la oposición democrática no pueda poner testigos en cada una de las 30.026 mesas que se instalarán para el 28 de julio.
El gobierno está derrotado políticamente. Solo puede echar mano de recursos que muestran su debilidad y exponen su catadura marrullera, porque ya no tiene nada que decirle a la inmensa mayoría de los venezolanos.
Los venezolanos saben lo que enfrentan, porque lo padecen todos los días. Lograr el cambio político exige el compromiso de cada ciudadano.