Tabaquismo: renovar la lucha
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Siete millones de argentinos son fumadores, sobre un total de 1300 millones de personas atrapadas por los cigarrillos en el mundo. En nuestro país, cada año lamentamos la muerte de unos 45 mil compatriotas por enfermedades relacionadas con el tabaquismo, primera causa de muerte evitable que representa un 14% de las muertes totales, con fuerte impacto económico también sobre nuestro sistema sanitario. Sin embargo, con provincias que se oponen, la Argentina aún no ha ratificado el Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La lucha contra esta adicción, cada vez menos aceptada socialmente, se libra desde múltiples frentes. Las herramientas tradicionales estarían mostrando limitaciones para promover el abandono frente a la efectividad de nuevos productos que, sin dejar de ser nocivos, inseguros y puerta de entrada para el consumo de tabaco, ofrecen una alternativa para reducir los daños en opinión de muchos.
Se ha argumentado que asistimos hoy a la paradoja de que el cigarrillo sea legal en la mayoría de los países y sus sustitutos, capaces de reducir los perniciosos efectos, no. Los cigarrillos electrónicos están prohibidos en la Argentina por disposición de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) desde 2011. Sus defensores señalan que el verdadero daño del cigarrillo convencional está en las más de 7 mil sustancias generadas por la combustión y no tanto así la nicotina. Cuando se logra separar a esta última, el daño se reduce, de allí que el vapeo, el snus, los sobres de nicotina, el tabaco calentado, los chicles, los parches y los spray nasales constituyan alternativas que proponen sean reguladas y controladas debidamente en lugar de prohibirlas.
Plantean dejar atrás el dilema de fumar o dejar de fumar apelando a nuevas estrategias que sirvan para complementar las tradicionales y facilitar de manera más segura y prometedora la reducción de daños. Dejar de fumar pasándose al vapeo ha demostrado ser efectivo en países como Reino Unido, Nueva Zelanda, Suecia o Canadá donde alcanzaron buenos resultados, sostienen, afirmando que vapear es al menos un 95% menos dañino que fumar.
La doctora Gianella Severini es una abogada argentina de solo 32 años que recibió un galardón instituido por la OMS por sus méritos en el control de la epidemia de tabaquismo el 30 de mayo último, un día antes del Día Mundial sin Tabaco y fecha elegida desde 2020 como Día del Vapeo por sus promotores. Está a cargo de la coordinación legal de la organización Campaña por Niños Libres de Tabaco. Su trabajo se orienta principalmente a proteger la salud de chicos y adolescentes, enfrentando para ello a los lobbies tabacaleros de distintos países. En esta resistencia, aboga por la prohibición de la publicidad, la promoción y el patrocinio asociado a los cigarrillos y sus productos emergentes y su debido control para cuidar a la población vulnerable, como los chicos, que encuentran en el kiosco los cigarrillos al lado de las golosinas. Al respecto, denuncia que la prohibición de la Anmat no se monitorea y por tanto la población termina teniendo acceso a cigarrillos electrónicos. Señala que la propia industria que instaló el tabaquismo como problema de salud pública hoy quiere hacernos creer que nos traen la solución. Por otra parte, explica que “la medida más efectiva” para desalentar el consumo es el aumento de los impuestos al tabaco.
A pesar de la contundencia de las evidencias sobre el daño que ocasiona el hábito de fumar, cada año mueren unas 8 millones de personas en el mundo como consecuencia del tabaquismo. Frente a los cuestionamientos al modelo tradicional con el que se combate esta adicción, aduciendo que es ya deficiente, quienes proponen aprovechar los avances científicos y tecnológicos en este campo, regulando y controlando los nuevos instrumentos, seguirán dando batalla. Cuando estudios revelan en algunos países que el vapeo supera el consumo de tabaco en menores de 18 años, no vemos que ese sea este el mejor camino para que menos personas comiencen a fumar ni para que se retrase el inicio en el consumo.