Sociedades anónimas deportivas: que los socios elijan
La ampliación de la libertad de los clubes para definir su estructura societaria chocó con una errónea medida judicial de no innovar, a solicitud de la AFA
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En las últimas horas se cumplió un nuevo asalto en el combate que libran el gobierno de Javier Milei y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), que encabeza Claudio “Chiqui” Tapia, por la habilitación o no de la figura de las sociedades anónimas deportivas (SAD) dentro del ámbito del deporte más popular de nuestro país.
El escenario muestra a un gobierno decidido a permitirlas a través del decreto de necesidad y urgencia 70/2023 y la oposición terminante a esa iniciativa por parte de las autoridades de la entidad madre del fútbol argentino, que defienden la regla de agrupar solo clubes que funcionen como asociaciones civiles sin fines de lucro.
Según la equivocada argumentación de la AFA, los mencionados decretos, que afectan la estructura y el funcionamiento de las asociaciones deportivas, constituyen “una palmaria intromisión del Estado nacional en las entidades privadas” y “violan un sinnúmero de artículos de la Constitución nacional”, mientras que el ministro de Justicia de la Nación, Mariano Cúneo Libarona, afirmó en una entrevista que “el DNU está por encima del estatuto de la AFA”.
El Gobierno estableció en el decreto en cuestión que “no se podrá impedir, dificultar, privar o menoscabar cualquier derecho a una organización deportiva debido a su forma jurídica, ya sea una asociación civil o una sociedad anónima, siempre y cuando esté reconocida por la ley”. Por eso otorgó el plazo de un año a la AFA y a todas las federaciones deportivas del país para adaptarse a la nueva regulación y acoger como afiliadas a aquellas entidades que adopten el formato de una sociedad anónima.
En este marco, se registró recientemente un fallo de la Justicia que hizo lugar a una medida cautelar presentada por los representantes de la AFA, en la cual se insta al Poder Ejecutivo Nacional a suspender los efectos de los artículos 335 y 345 del citado decreto, referidos a la reglamentación de las SAD.
La medida surge de una resolución del Juzgado Federal de Mercedes, a cargo de Elpidio Portocarrero Tezanos Pinto, y regirá hasta que sea dictada una sentencia definitiva.
Una norma que habilite expresamente las SAD no tendría que generar tanta resistencia, por el simple hecho de que la incorporación de esas entidades se daría solo si se tiene el apoyo mayoritario de los asociados a los clubes. En síntesis, ninguna norma está obligando a la transformación de asociaciones civiles sin fines de lucro en sociedades anónimas, sino que sencillamente se permite la existencia de estas, siempre y cuando cuenten con el aval de una mayoría calificada de sus socios.
La Argentina ha tenido experiencias intermedias, como el ingreso de capitales privados en los clubes y diferentes modelos de gerenciamiento, como en su momento los tuvieron entidades como Belgrano y Talleres de Córdoba, o Racing Club. Se trata de mixturas semejantes a las existentes en Alemania, donde los socios conservan la mayoría de las acciones y los capitales privados pueden acceder al resto. Varios países latinoamericanos, como Brasil, Uruguay, Chile y Colombia, también permiten la existencia de sociedades anónimas deportivas.
Si bien las SAD no son garantía de una gestión exitosa, podrían ofrecer una alternativa a las deficientes administraciones que no pocos clubes han sufrido, en la medida en que este modelo cuente con el respaldo de sus socios.
La lógica conceptual del cambio es la libertad que les otorga el Gobierno a los asociados a los clubes para poder elegir su estructura societaria, sin obligación alguna, y para permitirles que su activo adquiera el mayor valor posible. En ese sentido, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, ha puntualizado que esta alternativa de cambio “busca primordialmente que puedan venir inversiones que mejoren la calidad de nuestro deporte” y que “si, como dicen, el club es de los socios, que estos tengan la libertad de elegir cómo quieren organizarse, sin que ninguna federación pueda oponerse a eso”.
Por el momento, la iniciativa presidencial sufrió un impasse. Sin embargo, el debate sobre la viabilidad de las SAD como figura por incorporar continuará, por lo que habrá nuevos rounds entre quienes defienden su habilitación en el deporte más popular del país, como ocurre en no pocos países del mundo, y aquellos que se aferran al obsoleto estatuto original de la AFA y que, según el presidente Milei, piensan que “la libertad es mala”.