Sin información educativa
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El Observatorio de Argentinos por la Educación difundió un informe sobre “Sistemas nominales de información educativa en la Argentina”. A partir de un formulario se relevó en línea la realidad de la ciudad de Buenos Aires y 20 provincias (Formosa, Neuquén y Tierra del Fuego no respondieron a la requisitoria), aunque solo 10 de las 21 jurisdicciones contactadas brindaron datos de prácticamente la totalidad de sus estudiantes de los tres niveles obligatorios.
Entre los motivos para este enorme faltante se destacan la falta de personal calificado y su rotación, los problemas de conectividad y la dificultad de los sistemas provinciales y nacional para comunicarse entre sí.
Los sistemas de información nominales en el ámbito educativo son una herramienta clave de gestión para tomar decisiones basadas en evidencia. El Sistema Integral de Información Digital Educativa (Sinide) se aplica desde 2012 en el país para la carga nominalizada de información, compendiada desde 2021 en una base de datos única y homologada a nivel nacional (BNH), que en 2023 alcanzó una cobertura del 84% de la matrícula total del país. En 2022 se sumó el Sistema de Gestión Escolar (Sinide SGE), una aplicación web que facilita la gestión académica y administrativa de los establecimientos educativos que debería impulsarse para facilitar mayor acceso de docentes, y en 2023 el Sistema de Integración de Trayectorias Escolares.
Se ha comprobado que cuando se fortalecen las estrategias de devolución a docentes y comunidades educativas, aumenta el compromiso de estos en la carga y en el uso efectivo de los datos para la toma de decisiones. Zanjar esta diferencia permitirá mejorar la labor educativa.
En tiempos de big data e inteligencia artificial, contar con información fidedigna abre la puerta al uso de los datos para gestionar las mejores decisiones. En materia educativa, también nuestros recursos atrasan. Urge promover un cambio cultural que pondere adecuadamente la utilidad de la información como motor de cualquier mejora educativa. Captar el desempeño individual del alumno y el funcionamiento del aula permite analizar los cambios que demanda el sistema y retroalimentar a docentes y directivos con la información necesaria para perfeccionar las estrategias del aprendizaje.