Seguridad vial: muertes evitables
Muchos cambios ha impuesto ya la pandemia del Covid-19 . Hemos implementado nuevas rutinas que seguramente deberemos mantener: higiene de manos frecuente, distanciamiento social, caras semicubiertas por barbijos y máscaras son solo algunos de los nuevos comportamientos que deberemos incorporar.
Hace 30 años, pocos utilizaban el cinturón de seguridad. Hoy, la conciencia sobre su conveniencia se ha extendido. Algo similar ocurre con los cascos, que obligatoriamente deben colocarse los conductores de motos: al igual que un barbijo, de nada sirve llevarlos colgando del antebrazo.
El 10 de este mes se conmemoró el Día Nacional de la Seguridad Vial. En ocasión de un coloquio virtual organizado por la ONG Luchemos por la Vida(luchemos.org.ar) se abordaron temas importantes que, además de la imprescindible educación vial, incluyeron los límites en la legislación de tránsito en un país federal, la falta de un plan nacional de seguridad vial sostenido y con objetivos claros, las dificultades que enfrentan los familiares de víctimas, la ley de víctimas, las falencias en los sistemas de control y ejecución de sanciones de tránsito, el proyecto de delitos contra la seguridad vial, así como lo pendiente en materia de instalación de sistemas de seguridad y diferencias en el otorgamiento de licencias de conducir. Durante 2019, datos de esa ONG arrojan que en el país fallecieron 6627 personas por accidentes viales, un promedio de 552 mensuales; hasta aquí, muy por encima del promedio de fallecidos en los primeros 80 días de cuarentena. Son números alarmantes, a los que hay que sumar la secuela de lesiones incapacitantes en los sobrevivientes.
El Observatorio de Movilidad y Seguridad Vial del gobierno porteño presentó los datos correspondientes a 2019. Se reportó un descenso del 30% de víctimas mortales respecto de 2018, atribuible a cambios en infraestructura, control y legislación, educación vial y concientización, junto a compromiso ciudadano.
Ante una mayor flexibilización de las medidas adoptadas en las etapas tempranas de la cuarentena, las calles vuelven a poblarse de transeúntes y de vehículos. Con ello, los riesgos aumentan nuevamente.
A diferencia de otros países, lejos de disminuir, la curva de muertes por accidentes de tránsito en la Argentina se ha amesetado, lo cual confirma la ausencia de una política de Estado integral y sostenida.
Cuando superemos el #QuedateEnCasa, sería bueno repasar sesudamente muchos mensajes a los que hacemos caso omiso: "El celular al volante mata. Vos que tenés cerebro, usá casco. Dale al peatón su prioridad. Si conducís, no bebas. Disminuir la velocidad ¡salva vidas! Si vas a cruzar, hacelo por la esquina o senda peatonal".
Resulta imperioso que al salir de casa nos cuidemos entre todos. No solo cubriendo el rostro. Respetar y hacer respetar las normas que ordenan la circulación de tránsito y peatones servirá para evitar el trágico saldo de víctimas a los que esta otra pandemia vial quiere habituarnos. Si se puede prevenir, no es un accidente.