Se necesitan más espacios verdes
Nuestro país tiene un marcado déficit en materia de espacios públicos, y así lo ha confirmado una reciente encuesta
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Desde tiempos remotos el ser humano ha aprendido a estimar los espacios verdes urbanos y a sacar buen partido de las ventajas que le ofrecen. Nuestro país y en especial nuestra ciudad padecen notables déficits en esa materia y ahora una encuesta lo confirmó, y dejó en claro cuáles son las demandas y las observaciones respecto de esa cuestión.
La encuestadora Gallup trabajó sobre 1009 casos escogidos en todo el territorio nacional. De ellos, el 98 por ciento expresó que disfruta de los espacios verdes públicos, que ocupan un lugar importante en sus vidas cotidianas, a tal punto que cinco de cada diez consultados concurren a una plaza o un parque, por lo menos, una vez por semana o más.
Casi está de más decir que los espacios verdes públicos y, también los privados, son pulmones urbanos en los cuales las especies vegetales que los pueblan depuran y oxigenan el aire, librándolo de las impureza que les trasfunden los agentes contaminantes del medio ambiente. Asimismo, cuando nuestros ojos se posan en el colorido de los árboles y de las plantas, pueden descansar de la monótona acumulación de tonalidades oscuras producidas por el franco predominio de los grises que tiñen el hormigón y, de un tiempo a esta parte, a muchos solados, y del invariable negro del asfalto callejero.
Sin costo alguno cuando son públicos, en esos espacios se puede desde descansar, meditar o leer, hasta hacer ejercicio. Y admiten a personas de todas las edades, desde la más tierna niñez hasta quienes ya transitan por etapas avanzadas de sus existencias.
Entre otras consideraciones, los encuestados pusieron el acento sobre tres características esenciales: la escasez de espacios verdes públicos, la falta de cuidados (en especial si provenían de grandes urbes) e, infaltable, la inseguridad.
Respecto de la primera de esas observaciones, cabe tener presente un hecho paradójico. Aquí mismo, donde la visión sarmientina rescató Palermo para legárselo a la posteridad, se ha podido comprobar que la cantidad de espacio verde público por habitante es muy inferior a la sugerida por los especialistas internacionales. A otras carestías que suelen abrumarnos, los porteños, pues, debemos sumarles la de plazas y parques. Y dada la densidad del entramado urbano ocupado por construcciones, parecería que estuviéramos en trance de tener que conformarnos si, por lo menos, se pudiera llegar a preservar la menguada disponibilidad actual porque, para colmo, se ha llegado al extremo de donar la plaza Colón con el objeto de que fuera convertida en jardín presidencial.
Los males del descuido y de la inseguridad tienen orígenes diversos. El primero, en parte achacable a desidias administrativas de larga data, no deja de ser también imputable a la pertinaz inconducta cívica de muchísimos de los usuarios de esos sitios.
Sería positivo que se tomaran en cuenta los resultados de esta encuesta que confirma que nuestra sociedad tiene legítimas y fundamentadas aspiraciones que las autoridades ni siquiera remotamente son capaces de percibir.