Salta y las urnas
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Las elecciones legislativas provinciales realizadas el domingo último en Salta arrojaron varios datos importantes. En primer lugar, el triunfo de las listas que aportaron al oficialismo local, encarnado en el gobernador Gustavo Sáenz, que revalidó las bancas que ponía en juego en ambas cámaras. Si bien el mandatario provincial se muestra cercano al gobierno nacional, es de destacar que el candidato que ganó la senaduría por el departamento Capital, Emiliano Durand, representa a Unidos por Salta, un frente que agrupó a partidos de centroderecha.
Por otro lado, resulta interesante destacar el segundo puesto que consiguió Juntos por el Cambio y la lejana cuarta posición lograda por el Frente de Todos. No menos significativa fue la baja participación de la ciudadanía en estos comicios en que la provincia volvió a utilizar el sistema de boleta única electrónica, con apenas un 64% del electorado que concurrió a las urnas y con una altísima proporción de votos en blanco: alrededor del 12%.
Se trata de comicios desdoblados de los nacionales, en el contexto de la pandemia. Sin dudas, un año electoral de características inéditas. Podrá decirse que el miedo a los contagios ha operado fuerte en la baja participación ciudadana, pero es probable que también haya influido en tan preocupante panorama el desinterés de muchas personas por embarcarse en una disputa política cuando la apremian cuestiones tan delicadas como la mala gestión sanitaria ante el Covid-19, una economía en bancarrota, desempleo y crecimiento exponencial de la pobreza y la inseguridad.
Esa clara apatía ha derivado en que tampoco haya sido convocante para buena parte de la ciudadanía salteña el llamado a elegir convencionales reformadores de la Constitución provincial con vistas a limitar la cantidad de reelecciones del gobernador y del vicegobernador –actualmente están permitidos hasta tres períodos consecutivos– y de los legisladores provinciales, entre otros temas.
Salta fue el tercer distrito en realizar este año elecciones desdobladas de la nacional. Antes lo habían hecho Misiones y Jujuy, donde también se impusieron los respectivos oficialismos. Sáenz ha dicho que busca consagrar la hegemonía de su armado provincialista, luego del largo ciclo político de Juan Urtubey como gobernador. El triunfo de las listas que lo apoyaron le insufló parte de ese aire, aunque no deben despreciarse el segundo puesto que obtuvo Juntos por el Cambio ni el significativo desplazamiento del kirchnerismo, reflejo de su inoperante –cuando no dañina– gestión política.
La presentación de varias denuncias de irregularidades, sumada al escándalo protagonizado por ciudadanos bolivianos que intentaron cruzar la frontera para votar en la provincia, prácticas que se repiten en distintos territorios, y que fueron echados por los propios salteños da testimonio de prácticas nefastas que desgastan a muchos electores y que los hacen descreer de la política.
El caso salteño constituye un nuevo llamado de atención para quienes alimentan la grieta, minimizando los verdaderos problemas que apremian a los argentinos.