Renovar la esperanza
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La Comisión Episcopal de Ayuda a las Regiones Más Necesitadas, dependiente de la Conferencia Episcopal Argentina, lleva adelante este fin de semana la 52ª edición de su Colecta Anual Más x Menos en iglesias y colegios de todo el país. El lema de este año es “Entre todos, renovemos la esperanza”.
A lo largo del año, lo recaudado sirve para atender mayormente las necesidades de las poblaciones más pobres del interior del país. Los obispos describen la colecta como un espacio para compensar la falta de equidad social, una herramienta para llegar con un mensaje de vida y amor solidario a todos, con el fin de contribuir a formar ciudadanos responsables, honestos y justos. Cada vez más lo recaudado alcanza para menos, habida cuenta del aumento de las demandas en estos años de pandemia que jaquearon aún más la economía. Pero sabemos que la buena administración y la transparencia en la rendición de cuentas potencian cada peso en su mejor destino.
Algunos nos cansamos de ver manos extendidas que piden nuestra ayuda; nos incomoda que nos toquen el timbre o se acerquen a nuestro auto pidiendo ropa o alimentos, sin comprender la dimensión del ciclón que arrasa con la vulnerabilidad de muchos, incluso de aquellos que hasta no hace mucho habían logrado resistir. También nos quejamos airadamente por la falta de llegada del Estado para atender tantas necesidades, convencidos de que el dolor de otros nos es ajeno. ¿Podemos continuar aislados inmersos en nuestras burbujas de confort? ¿Podemos desentendernos argumentando, en muchos casos con razón, que la culpa del actual estado de cosas no es nuestra? ¿En qué medida podemos vestirnos de indiferencia? La grieta, esa que se yergue como protagonista de infinitos debates, es en realidad ese abismo que denuncia la realidad del que tiene sus demandas básicas insatisfechas abruptamente separada de quien puede dormir bajo un techo, con el estómago saciado y un proyecto de futuro que acunar en sus sueños.
Dos realidades y una única salida posible: entre todos. Activemos la solidaridad, la entrega de tiempo y de dinero para mitigar el dolor de un compatriota, muchas veces de corta edad, para quien el mañana no existe si no depende de nosotros. En esa entrega, cada uno recibe más de lo que dio, en un circuito de generosidad que las buenas causas motorizan llenando de alegría el corazón de sus propulsores. Las necesidades son demasiadas, urge aumentar las contribuciones. Solo juntos podremos renovar la esperanza de quienes la han extraviado.