Puertos sujetos a la extorsión
El inesperadamente largo conflicto gremial que mantiene paralizados los puertos cerealeros desde hace 20 días exige una inmediata solución. Llama la atención que sindicatos cuyos trabajadores se encuentran entre los mejor remunerados del país, como los aceiteros, recurran a tan duras medidas de fuerza, que provocan cuantiosos daños a la estructura productiva del país, si el fin es meramente la obtención de mejoras salariales y laborales.
Sorprende la escasa capacidad exhibida por el Ministerio de Trabajo para mediar en un conflicto como consecuencia del cual aproximadamente 150 buques se encuentran varados en el río Paraná, sin poder cargar mercadería valuada en alrededor de 1800 millones de dólares para ser exportada.
Los perjuicios son cada vez mayores. No solo se demora la facturación de las exportaciones, sino que las pérdidas por cuestiones logísticas también son millonarias, si se tiene en cuenta que cada buque parado demanda un costo de entre 20.000 y 50.000 dólares por día, de acuerdo con cálculos realizados por empresarios del sector exportador. Esas embarcaciones no han podido cargar harina, aceite de soja, trigo y maíz, entre otros productos, lo que provoca problemas en toda la cadena productiva.
El conflicto se ha derivado de demandas salariales planteadas por la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (Ftciodyara), el Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros del Departamento San Lorenzo (SOEA) y la Unión de Recibidores de Granos y Anexos (Urgara). Pero en los últimos días se han plegado al reclamo otros gremios portuarios, como el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU). Si bien las negociaciones salariales han avanzado y lo que ofrece la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara) está en línea con el aumento de la inflación, los gremios exigen la instalación del concepto de bonos anuales permanentes para todos los trabajadores, vinculados con el flujo de mercaderías pero no con la rentabilidad de las empresas.
La inusual prolongación del conflicto también obedece a las recurrentes disputas intestinas en gremios que, conducidos por sectores del peronismo, advierten el peligroso avance de grupos de izquierda más radicalizados. En cualquier caso, no hay nada que justifique por parte del sindicalismo el empleo de una metodología extorsiva, contraria a la necesaria búsqueda de acuerdos productivos para alentar el empleo y la paz social.