Presente y futuro de la educación técnica
Se impone alinear las políticas educativas con las necesidades del desarrollo industrial y tecnológico
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Existe una generalizada opinión sobre la importancia de la educación técnica, una cuestión que cobra relevancia por cuanto actualmente la Argentina se ve afectada por la limitación impuesta por las restricciones al acceso a divisas para crecer, sumada al insuficiente talento técnico para destrabar valor.
Los sectores que generan divisas y traccionan el crecimiento como el agro, la energía, la minería, el turismo y la economía del conocimiento, además de la cadena de valor industrial y de servicios asociada, demandan recursos humanos calificados para su desarrollo. Por dar solo un ejemplo, en el sector energético estiman que en los próximos años la actividad en las áreas petrolíferas de Vaca Muerta casi se triplicaría respecto del nivel presente y, en el caso de las áreas gasíferas, la actividad sería casi cuatro veces mayor que la actual. Este aumento en el nivel de actividad permitirá triplicar el empleo directo en el sector hacia 2030.
Por eso, la escuela técnica jugará un rol central en la creación de capital humano para generar empleabilidad y aprovechar oportunidades para el desarrollo con equidad.
Con la sanción de la ley federal de educación en 1993, se comenzó a registrar un retroceso de las escuelas técnicas, con cambios respecto de su organización y gestión, hasta la casi extinción de la oferta formativa original.
Hoy hay 1723 instituciones de educación técnico profesional (ETP) en el nivel secundario en las 24 jurisdicciones del país, con unos 775 mil estudiantes. Los estudiantes pueden optar entre una oferta de más de 20 especialidades dentro de las cuales obtienen su título de técnico.
Dentro de la educación obligatoria, las instituciones secundarias técnicas tienen planes de estudio de un año más de duración en los que brindan trayectorias formativas profesionalizantes. En el último año, los estudiantes tienen la obligatoriedad de realizar prácticas que les permitan obtener alguna experiencia profesional y vinculación con el campo ocupacional hacia el cual se orienta su formación.
La cantidad de escuelas secundarias técnicas creció un 15,2% entre 2011 y 2020. La cantidad de aulas subió el 25%, lo que muestra una tendencia positiva. Pero además de ampliar la matrícula, el foco debe estar en la calidad educativa y en adaptar la currícula, la infraestructura, los recursos y la formación docente al veloz desarrollo de la industria 4.0.
Mientras la industria corre, la escuela técnica marcha atrás, a paso lento. La proporción de estudiantes en escuelas técnicas se encuentra debajo del 35% en todas las provincias.
Las industrias pueden y deben jugar un rol en el proceso de fortalecimiento de la escuela técnica. Experiencias como “Argentinos por la Educación”, “Todos por la Educación” en Brasil o “Mexicanos Primero” son plataformas de articulación público-privada exitosas que reúnen a académicos, al gobierno, a empresas y sindicatos en un diálogo para transformar la educación en motor para la igualdad de oportunidades, acercando la escuela a la demanda de los empleos reales.
Las prácticas profesionalizantes, que son obligatorias en la currícula de la escuela técnica para el último año, son vitales como experiencias educativas en las que los estudiantes, acompañados por un tutor, aprenden trabajando.
En la Escuela Técnica N° 6 de San Nicolás, por dar un ejemplo, la empresa Ternium trabaja junto con el equipo directivo aportando equipamiento y hoy tiene el laboratorio de robótica y automación más avanzado del sistema educativo de la Argentina. Poder acceder a la tecnología es muy relevante para formar alumnos para los empleos que hoy requiere la industria 4.0, con centros de control numérico o simuladores de soldadura. Los alumnos de la citada escuela aprenden con la misma tecnología que se usa en la planta de la mencionada empresa siderúrgica. Con infraestructura, capacitación docente y prácticas, en ocho años se duplicó el desempeño de los alumnos en pruebas estandarizadas que se toman para evaluar las competencias de matemáticas.
El grupo Techint también creó la Red de Escuelas Técnicas Roberto Rocca, recientemente reconocidas dentro de las 10 escuelas más innovadoras el mundo en el ranking World’s Best Schools de T4 Education. Se trata de una red de escuelas de excelencia con sede en Campana, que forma técnicos de alta calidad, que desarrollan competencias tecnológicas de vanguardia, contribuyendo a la igualdad de oportunidades y al progreso de las comunidades y del sistema educativo.
Cuando los chicos estudian motivados, los aprendizajes mejoran. De ahí que resulte imperativo alinear las políticas educativas con las políticas de desarrollo.