Playas libres de humo
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Siguiendo la tendencia observada en distintos centros vacacionales en todo el mundo, desde este verano en Pinamar rigen multas por fumar en la playa. La medida que establece las zonas donde no se pueden encender cigarrillos se aprobó en 2019, pero los dos primeros años fueron destinados a campañas de difusión.
El Concejo Deliberante de la ciudad balnearia había aprobado entonces una ordenanza que prohíbe fumar en gran parte de sus playas al establecer que deberán estar identificadas con un cartel que indique “Playa libre de humo”. Se dispuso, además, la instalación de ceniceros que demarquen el lugar donde se puede fumar. Entre ellos deberá haber de 100 a 150 metros de distancia y solo se podrá fumar en un radio de cinco metros respecto de esos recipientes.
La medida fue presentada por las ONG Yo Amo a mi Playa y Big Human Wave con la finalidad de preservar las zonas costeras y evitar la tremenda contaminación que producen las colillas de cigarrillos. Fue impulsada por el surfer y empresario Gastón Caminata, quien también logró convertir el balneario bonaerense en la primera ciudad del país libre de sorbetes y vasos de plástico de un solo uso.
Los mismos vecinos de Pinamar incentivaron la promulgación de la ordenanza preocupados por la estética e higiene del lugar al que concurren miles de personas, tanto como por la cuestión ambiental. Entre otras consideraciones, argumentaron que cuando se hace la limpieza de las playas, la basura más frecuente son las colillas, tanto en la arena como flotando en el agua.
Desde la década del 80, las colillas de cigarrillos representan hasta el 40 por ciento de todos los residuos que recogen por año las empresas de limpieza en costas y zonas urbanas en el orden mundial. Se estima que 4,5 trillones se desechan al año. Se ha comprobado que una sola puede contaminar hasta 1000 litros de agua potable y 10 de agua salada por sus más de 7000 sustancias tóxicas. Un informe de la ONG Ocean Conservancy reveló que las colillas de cigarrillo son el residuo más contaminante de las costas y océanos. Tardan más de 12 años en degradarse e incluyen compuestos como acetona, amoníaco, arsénico, polonio o elementos radiactivos de efectos devastadores en contacto con el agua y que, progresivamente convertidas en microfibras, pueden ser ingeridas por fauna marina para terminar en nuestro organismo como alimento.
Con la misma finalidad de promover hábitos beneficiosos para la salud, la calidad de vida y el ambiente, disminuir la contaminación y mejorar la imagen de sus respectivas costas, los concejos deliberantes de Puerto Madryn, Rosario y Santa Fe replicaron la decisión adoptada por los pinamarenses.
La cuestión excede largamente ya la salud de los fumadores y de quienes los rodean. Está en juego el destino de nuestro castigado planeta. Son bienvenidas las disposiciones que tengan por causa la lucha contra el tabaquismo, la promoción de hábitos saludables y la protección del ambiente.