Pingüinos en peligro
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A180 kilómetros al sur de Puerto Madryn, se halla la colonia de pingüinos de Magallanes más grande del mundo, una de las 18 especies existentes. En Punta Tombo, conviven con aves y mamíferos marinos y de la estepa, entre ellos, cormoranes, gaviotas, skuas, guanacos, maras y choiques. Desde 1979, unas 220 hectáreas fueron declaradas área natural protegida. Por su parte, en 2015, la Unesco declaró Reserva de Biosfera Patagonia Azul los más de tres millones de hectáreas de la región costera-marina de Chubut, que alberga al 40% de la población mundial de pingüinos de Magallanes.
Los pingüinos llegan a Punta Tombo en septiembre –donde anidan unos 500.000 ejemplares cada año– y permanecen hasta fines de marzo. En ese período se aparean, nidifican, incuban sus huevos y alimentan a sus crías. Luego emigran hacia el sur de Brasil en una travesía de hasta 8000 kilómetros, de donde regresan a la temporada siguiente.
Pablo García Borboroglu es un laureado biólogo argentino que preside la Global Penguin Society (GPS), que lidera el seguimiento satelital de estas migraciones, lo que ha permitido observar, por ejemplo, que las hembras nadan más cerca del continente que los machos y que, si bien durante el invierno cada integrante de la pareja hace su vida, vuelven a encontrarse para la etapa reproductiva, pues son monógamos de por vida.
Para abrir un camino hacia la playa, en noviembre de 2021, en áreas de la Reserva Provincial Punta Tombo, un descendiente de Luigi La Regina –un italiano que donó al Estado provincial las 220 hectáreas que conforman el área protegida– avanzó dos veces con una retroexcavadora, destruyó más de 2000 m2 de hábitat de nidificación y mató a cientos de pingüinos de Magallanes. No conforme, colocó una cerca electrificada mediante panel solar que literalmente fríe cualquier ejemplar de fauna nativa que se acerque, impidiendo la circulación hacia el mar de los pingüinos. La acción fue denunciada por la Fundación Patagonia Natural y Greenpeace seguida por la actuación de oficio de la fiscal provincial Florencia Gómez.
El pasado 12 de abril tuvo lugar la audiencia preliminar para el juicio oral y público de Ricardo La Regina. La fiscalía pidió para él cuatro años de prisión de cumplimiento efectivo por los delitos de daños agravados en concurso real con la figura de actos de crueldad a los animales. La querella había pedido 12 años.
Además de la baja en el número de pingüinos, el impacto generado para aquellos que no puedan volver a encontrar su nido o su pareja al año siguiente es enorme. A tres años de los hechos, por primera vez, un caso de daño ambiental sienta un precedente que servirá para que se denuncien hechos de esta naturaleza y se castiguen adecuadamente.