Peligros móviles
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Meses atrás, comentábamos desde este espacio la decisión de la alcalde parisina de prohibir el uso de patinetas eléctricas a partir de septiembre próximo luego de un referéndum. Las calles habían caído en el descontrol con una importante cantidad de accidentes, muchos con luctuosos saldos, a partir de la desaprensiva circulación de dispositivos de movilidad eléctrica que violaban los 25 kilómetros por hora del límite de velocidad. Un verdadero peligro.
Ahora ha sido el caso de Nueva York, donde el exponencial crecimiento pospandemia de estos vehículos ha comenzado a preocupar. En este caso, ha sido ante el aumento de los incendios provocados por las baterías que se plantea regular la circulación de los monopatines y las bicicletas eléctricas, adoptados por repartidores y por turistas. Por su parte, algunos legisladores han propuesto un estándar federal de seguridad para las baterías de litio.
La falta de regulaciones y controles, las recargas inadecuadas y la ausencia de zonas seguras donde alimentar las baterías han dado origen a más de 200 incidentes en 39 estados diferentes con un luctuoso saldo, que ya ronda la veintena de víctimas mortales. En lo que va del año, 13 personas perdieron la vida en 108 incendios ocurridos solo en Nueva York.
La presión de los funcionarios municipales y los bomberos se hizo sentir. También para septiembre próximo Nueva York será ya la primera ciudad del país del norte en prohibir bicicletas eléctricas y dispositivos de movilidad eléctrica que no cumplan con las normas de seguridad exigidas para sus baterías. También se han cerrado estaciones ilegales de carga y se ha comenzado a exigir que los edificios cuenten con medidas de seguridad así como sala exclusiva de carga con rociador cuando se cargan más de cinco bicicletas.
Si bien se las utiliza comercialmente desde 1991, las baterías de litio tienen muchos antecedentes como origen de incendios tanto en computadoras como en teléfonos inteligentes, cámaras de fotos y monopatines. Los iones de litio generan una corriente eléctrica en el interior de la batería, pero si se produce una fuga térmica puede terminar en incendio o explosión.
Fomentar el uso de estos transportes eléctricos sin controles ni regulaciones claras viene mostrando ser un error. Conviene recoger las distintas experiencias, tanto las francesas en cuanto a los accidentes como las norteamericanas sobre las baterías, para no equivocar las decisiones locales al respecto.