Paso alentador en Paraguay
El limpio triunfo electoral del Partido Colorado con su candidato Horacio Cartes representa la oportunidad de acabar con viejos vicios del pasado
Como se esperaba, después de una campaña electoral que resultó muy tranquila, un poco más de tres millones de paraguayos concurrieron ordenadamente a las urnas para elegir al presidente que los habrá de gobernar en los próximos cuatro años. No es sorprendente, puesto que el jefe de la misión de observación de la OEA, el ex presidente de Costa Rica y Premio Nobel Oscar Arias, había augurado una elección ejemplar. Fue la sexta desde la caída del dictador Alfredo Stroessner, en 1989.
La actuación de la administración del presidente Francisco Franco, un liberal, acompañado por su canciller, José Fernández Estigarribia, resultó impecable. Todo estuvo dentro de la normalidad, que es lo mejor que se puede decir de un proceso electoral. Lo cierto es que la reciente elección paraguaya fue transparente y contó con la participación de aproximadamente el 70 por ciento de los ciudadanos que estaban habilitados para votar y la de unos 300 observadores internacionales.
Paraguay ha estado ilegalmente suspendida del Mercosur y de la Unasur desde junio del año pasado. La excusa utilizada para ello fue la destitución realizada por el Parlamento paraguayo del ex presidente y ex obispo Fernando Lugo, desprestigiado por su ineficacia y sus reiteradas inconductas.
La realidad que impulsó la suspensión de Paraguay fue, en rigor, el deseo de hacer ingresar a Venezuela en ambas organizaciones, camino que estaba bloqueado por Paraguay. Este país argumentaba que Venezuela había ya dejado de ser una democracia. Para tratar de explicar lo inexplicable, el presidente uruguayo, José Mujica, produjo aquella desdichada frase con la que sintetizó lo sucedido: "Lo político tiene prioridad sobre lo jurídico".
Horacio Cartes, el candidato del Partido Colorado, de centroderecha, se impuso en la elección con el 45,8 por ciento de los sufragios; seguido de Efraín Alegre, del Partido Liberal, con el 36,94 de los votos. Entre ambos suman más del 82 por de los votos totales. De este modo, la gran derrotada en el proceso fue la izquierda paraguaya.
El comunicador televisivo Mario Ferreiro obtuvo apenas el cinco por ciento y el Frente Guasú, donde apareció como candidato a senador el ex obispo Fernando Lugo, un magro tres por ciento.
Si en las elecciones hubo un castigo a los liberales, éste tuvo que ver mucho más con haber posibilitado en su momento que Fernando Lugo llegara al poder, que con haberlo luego destituido ante su tremenda ineficacia y el cúmulo de tan ingratos como sorpresivos problemas personales.
Para el Partido Colorado aparece así una oportunidad de gobernar y modernizar a Paraguay, desterrando los graves vicios del pasado con una nueva generación en los puestos de mando. Esto supone extremar los cuidados para no caer en la corrupción. Cartes es un empresario de peso que llega al poder con su bagaje mixto de éxitos e interrogantes. Deberá dejar de lado la atención de sus intereses personales y gobernar para todos si quiere ser exitoso. En materia de política exterior, la nueva administración de Paraguay seguramente se encolumnará con las de Chile, Colombia y Perú, esto es, con aquellos países que más crecen en la región. Esto podría volver a equilibrar a los organismos regionales.
Queda por ver cuánto se modificará la actuación de la Unasur con Paraguay de regreso a sus filas. No será nada fácil empujar a este país a hacer lo que no quiere, ni a abrazar políticas que no comparte. No sólo por sus convicciones, sino también por su conducta, particularmente después de haber sido groseramente mal tratado por sus vecinos. La presidenta argentina, pese a estar absolutamente en las antípodas políticas de Cartes, esta vez se apresuró, como corresponde, a felicitar al claro triunfador en las recientes elecciones paraguayas.