Otra vez, las mafias del fútbol
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Luego de mucho tiempo de tribunas vacías a raíz de la pandemia, los estadios de fútbol comenzaron de a poco a poblarse. Lamentablemente, con el retorno de los “hinchas” a las canchas, regresaron también los negocios turbios y las internas violentas de los barrabravas; esos mismos delincuentes sobre los cuales alguna vez romantizó la actual vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner, y que el kirchnerismo supo financiar a través del sello Hinchadas Unidas Argentinas (HUA), una supuesta ONG que solventó la concurrencia de barras bravas a certámenes internacionales.
Muestra del retorno de lo no querido fue la reciente detención –en verdad solo se trató de una demora– de integrantes de la facción oficial de la barra de River Plate que se encuentran en plena puja con la Banda del Oeste por la conducción de la agrupación denominada Los Borrachos del Tablón.
En vísperas del partido que River debía disputar en Salta con Deportivo Laferrère por la Copa Argentina, la policía bonaerense requisó en San Isidro un colectivo en el que viajaban miembros de esa hinchada, donde encontraron armas de fuego, facas, destornilladores y dos kilogramos de marihuana.
En ese acto, fueron detenidas 13 personas entre las que estaba Héctor “Caverna” Godoy, cabecilla de la barra brava, que tiene prohibido el ingreso a los estadios debido a la norma que establece el derecho de admisión.
Godoy fue protagonista hace tres años de un allanamiento en su domicilio de San Miguel en momentos previos a la final de la Copa Libertadores de América entre River y Boca, donde le encontraron 7 millones de pesos y más de 300 entradas de reventa.
La interna por el poder en la tribuna “millonaria” no es la única del fútbol argentino, ni tampoco sus métodos de financiación: distribución de sustancias ilegales, procedimientos extorsivos, reventa de entradas para partidos y recitales, estacionamiento de autos y seudoservicios de seguridad, entre otras actividades ilícitas.
En definitiva, con el regreso del público a los estadios, algo que sin duda es positivo para el deporte y sobre todo para el espectáculo, también volvieron las mafias de siempre. Aquellas que hacen gala de sus vicios, que viven del delito y que operan al margen de la ley, casi siempre cobijadas por sectores del poder político y gremial que son los primeros en evitar su encarcelamiento.