Otra cara de la guerra
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Desde fines de febrero, cuando se inició la invasión de Rusia a Ucrania, el número de refugiados que debieron movilizarse a países vecinos buscando asilo no ha parado de crecer: casi un cuarto de la población se ha visto desplazada. Es la crisis de refugiados de más rápido crecimiento en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, en su mayoría mujeres y niños.
Cada dos segundos, en algún lugar del planeta, alguien es forzado a dejar su hogar, huyendo de un conflicto armado, de una persecución fundada en cuestiones religiosas, étnicas, de nacionalidades o por pertenencia a ciertos grupos sociales. Atrás quedan sus casas, sus trabajos, sus rutinas y seres queridos.
Si para un adulto esta situación resulta de por sí intolerable, no es difícil imaginar cómo impacta en los niños, testigos del horror, sujetos a toda clase de carencias y necesidades, sin mencionar que muchos habrán perdido a sus padres y hermanos o habrán sido separados de ellos.
La Fundación Dignamente (dignamente.org/yoporlainfanciadeucrania.html) pide donaciones para que los voluntarios residentes en Polonia, argentinos algunos de ellos, puedan asistir a niños que atraviesen la frontera. También lo hacen Unicef (help.unicef.org/argentina/emergencia_ucrania) y Médicos sin Fronteras (msf.org.ar/fondo-de-emergencias-ucrania).
Por su parte, la Fundación Acnur Argentina (donar.fundacionacnur.org/emergencia-ucrania) acompaña y asiste brindando refugio, alimento, agua, abrigo y suministros médicos a quienes atraviesan estas desesperantes situaciones. Con más de 70 años de experiencia, la Acnur ha asistido a millones de personas en 135 países.
Hoy la guerra en Ucrania vuelve a poner la lupa sobre una crisis como la de los refugiados, que afecta al 1% de la humanidad y cuyas consecuencias son devastadoras. La Unión Europea (UE), los llamados veintisiete, por los países que la integran, estima que las cifras de refugiados ucranianos podrían alcanzar los 10 millones en los próximos meses. Polonia es hasta aquí el primer país receptor, seguido de Rumania, Hungría y Eslovaquia. Rumania proveyó viviendas para más de 70.000, la República Checa ofrece visado especial para refugiados. Nuestra Dirección Nacional de Migraciones (DNM), por su parte, dispuso una visa humanitaria de tres años de permanencia para ucranianos.
Varios ministros del Interior de la UE reunidos recientemente han aprobado un decálogo de acciones de alivio, entre las que se hallan la creación de una plataforma centralizada para coordinación, esquemas de financiación para los refugiados y quienes los acogen, la fijación de un índice de países que aliente los movimientos hacia los Estados menos saturados, y planes de lucha contra la trata y el proxenetismo. Eventos extraordinarios demandan medidas extraordinarias y compromisos extraordinarios de todos. La emergencia humanitaria de proporciones a la que asistimos no puede dejarnos indiferentes.