Nuevo presidente panameño
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El 5 de marzo pasado, José Raúl Mulino se convirtió en el candidato presidencial del partido panameño Realizando Metas (RM). Fue después de que el Tribunal Electoral (TE) inhabilitara al exmandatario Ricardo Martinelli como aspirante al Poder Ejecutivo tras una sentencia a más de diez años de prisión por blanqueo de capitales. Desde la embajada de Nicaragua, donde se asiló tras su condena, hizo campaña por quien fue su exministro de Seguridad.
Mulino ganó la elección presidencial mientras que Ricardo Lombana, del Movimiento Otro Camino, quedó segundo. La jornada electoral se destacó por una histórica participación del 77,57 por ciento de los ciudadanos habilitados para votar.
El presidente electo, que asumirá el 1º de julio próximo, prometió trabajar estrechamente con el sector privado para impulsar la economía, pero sin dejar de lado a los pobres, uniendo al país y dejando atrás las diferencias con otros políticos para centrarse en el trabajo. Mulino llamó a la unidad nacional y al entendimiento con otras fuerzas políticas, aspecto este último fundamental debido a la fragmentación que a partir de las últimas elecciones se verifica en el Parlamento de su país.
El próximo presidente de Panamá enfrentará desafíos apremiantes. Deberá afrontar problemas fiscales en un país acostumbrado a crecer muy por encima del 2,5% que se proyecta para este año. También ambientales, traducidos en las protestas que llevaron a cerrar una mina de cobre que aportaba casi el 5% del PIB o la crisis hídrica provocada por la sequía, algo que afecta a las operaciones del Canal de Panamá. Otra de las problemáticas por encarar es la migratoria como el flujo de cientos de miles de personas que cruzan la selva del Darién en la frontera con Colombia.
Sobre el particular, Mulino prometió deportar a los migrantes, en su mayoría venezolanos, que ingresen por esa vía en su travesía hacia Estados Unidos. Cifras oficiales reportan más de 520.000 personas en 2023 y 110.000 en el primer trimestre de este año que cruzaron la inhóspita selva obligando al gobierno panameño a destinar recursos para asistirlas.
En orden a recuperar la economía, el electo presidente necesitará alcanzar consensos para aumentar los impuestos y las contribuciones a la seguridad social, así como la edad de jubilación. El cierre de Minera Panamá, subsidiaria de la canadiense First Quantum, resulta otro tema pendiente dados los multimillonarios reclamos que esperan a Panamá en los tribunales internacionales.
Mucho se especula respecto de la influencia y los vínculos que ejercerá el expresidente Martinelli en la administración de Mulino. El presidente electo deberá hacer frente al reto de desvincularse de su mentor, condenado por corrupción, dejando que la Justicia siga su curso y ejerciendo su mandato con impronta propia. La relación que mantendrán en el futuro es uno de los mayores interrogantes de la próxima gestión gubernamental.