Nuevas expresiones en museos
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Muchas son las actividades culturales que se han visto seriamente afectadas por las restricciones que impuso la pandemia. Por un lado, la reducción y suspensión de las ventas de entradas para espectáculos, cines y teatros ha sumergido al sector en una grave crisis. Por el otro, actividades como las de los museos han debido acomodarse a nuevas realidades.
Como en otros ámbitos, se han debido barajar todas las alternativas posibles para respetar las normas impuestas y desarrollar canales de acceso virtual para el público. Mientras se pudo, los museos respetaron el aforo y los protocolos sanitarios. El Centro Cultural Kirchner, por caso, reportó el acceso presencial de más de 28.000 personas desde noviembre de 2020 hasta la fecha, en 57 días de apertura. En ese mismo lapso, 1.600.000 personas se conectaron a través de la página web o vía redes sociales.
A nivel global, los museos del mundo experimentaron bajas que rondaron el 70% en las presencias, con cierres promedio de más de 155 días. El Consejo Internacional de Museos relevó los efectos de la pandemia en 106 países y concluyó que el 95% habían debido cerrar y que más del 80% planeaban reducir las actividades programadas, con hasta un 10% que podrían cerrar definitivamente. Los contenidos virtuales, en nuevas plataformas, ganaron protagonismo (https://museu.ms/), al igual que cursos, webinars, conferencias y actividades, muchas para niños, ofrecidas online. La pandemia funciona como catalizador creativo para la captación de nuevas audiencias digitales, aunque no todos optaron por la incorporación de tecnología: muchos no pudieron solventar cambios, muchos solo intentaron y otros tantos fallaron. Los recorridos en 360° dejaron atrás el olor a naftalina de muchas exhibiciones al servicio de nuevas recreaciones y abrieron oportunidades de réditos comerciales que ya muchos estudian ofrecer como suscripciones del tipo de Spotify o Netflix.
Desde el punto de vista de su financiación, en la Argentina, el mayor número de museos y centros culturales están dentro de la órbita oficial, con presupuestos asignados por el Estado, pero afectados por una economía en crisis en la que ciertos subsidios públicos disminuyeron.
Las posibilidades que una simple pantalla abre a un espectador son numerosas. Apostar a mejorar la oferta virtual es clave, tanto como no desatender las políticas culturales. Muchos se preguntan si al fin de la pandemia todos los museos y galerías habrán podido sobrevivir. Lo que nadie duda es que estos espacios hacen a la calidad de vida de una población que encuentra en ellos chispazos de regocijo, tan necesarios para superar momentos difíciles mientras la situación mejora.