Nuestro aniversario
LA NACIÓN renueva hoy su compromiso con los valores por cuya defensa ganó las calles hace ya 152 años
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Confluyen en esta fecha, en realidad, dos aniversarios de trascendencia histórica para nosotros. Por un lado, hoy concluye el año hasta cuyos comienzos se prolongaron las celebraciones por el sesquicentenario de LA NACIÓN. Por el otro, transitamos el bicentenario del nacimiento de nuestro fundador.
Fueron caracterizados por realizaciones editoriales y sucesivos actos públicos de agradecimiento, que renovamos hoy, a las generaciones de argentinos que han hecho posible desde el primer número, el 4 de enero de 1870, la prédica liberal de este diario. Al año del sesquicentenario han seguido, desde el 26 de junio último, las manifestaciones de conmemoración, aún en curso, de los doscientos años del nacimiento de Bartolomé Mitre. Fue el hombre de Estado que fundó LA NACIÓN sin dar tregua a otras facetas paralelas a las del periodista: legislador, historiador, militar, etnólogo, bibliófilo.
De modo que no pudo haber sido más grata la confluencia de dos circunstancias como aquellas para la reafirmación de un ideario en cuya consustanciación se manifiesta la coherencia entre el pensamiento y la acción que identifican por igual a Mitre y este diario. Esa identidad se halla en las antípodas de inestabilidades emocionales y compromisos escasamente perdurables – a veces, un soplo, no más– que se establecen sin rubor en infinidad de ocasiones en la política argentina contemporánea. Con no poco cinismo lo reconoció tiempo atrás un exministro peronista, al decir que “peor que la traición es estar en el llano”. Es decir, sin cargo alguno y sin seguidores que avalen el éxito, las prebendas y los privilegios, claro.
LA NACIÓN ha confiado, por el contrario, en la constancia de los valores por cuya defensa ganó las calles hace hoy 152 años. En esa continuidad que celebramos obra la probanza de que hay principios inmutables al margen de que todo quehacer humano, como es la edición cotidiana de un diario, requiere la permanente actualización de los instrumentos por los que se expresa y que hoy configuran distintas plataformas de comunicación. Por lo pronto, en el nombre con el que su fundador dotó al diario está lo esencial de un programa periodístico y de gobierno: la idea superior de la unión nacional; la Nación, antes que nada.
Es un orgullo para LA NACIÓN que Mitre haya sido el modelo de hombre de Estado que iluminó su largo derrotero acompañando la historia del país
Mitre abrió en la Argentina la historia documental del país. Investigó los hechos del pasado para inferir la verdad histórica y ahondar en las personalidades que la encarnaron. Se sorprendería de asistir estos días a la fábula urdida por quienes imputan a este y otros medios de comunicación campañas sistemáticas de difusión de fake news y de amañar conjuras de lawfare, cuando son ellos, precisamente, actores y cómplices de graves delitos de corrupción pública que se investigan en la Justicia. La condena del robo, pensaría, está contemplada en uno de los diez mandamientos del cristianismo, pero el despliegue de una prepotencia inaudita para ignorar ese pecado y delito, y conferir a los responsables el don de la impunidad ha sido mucho más difícil de prever.
Mitre fue “un modelo de austeridad, de perseverancia en el esfuerzo, de abnegación, de consagración al bien público, de amor a la verdad, de tolerancia, de mesura y de continuidad en la conducta de elevación y grandeza moral”, según lo definió Norberto Piñero al ponerse en 1921 la piedra basal del monumento que lo honra en la plaza que hoy lleva su nombre sobre la Avenida del Libertador. Promovió la inmigración y colonización del país en términos pregonados sin pausas por este diario, así como el fomento de las obras públicas indispensables para su progreso. Fue Mitre quien impulsó el primer ferrocarril, de Rosario a Córdoba, y las líneas telegráficas, los puentes y caminos que articularon el territorio nacional.
LA NACIÓN ha sido el eco periódico en defensa de la educación pública a la que Mitre afianzó con la construcción de colegios nacionales, comenzando por el de Buenos Aires, al frente del cual puso a un docente francés extraordinario, Amadeo Jacques. Mitre creía en los valores del mérito, sustentados en el trabajo y el estudio, e insistió en las ventajas del entendimiento con países de un historial del que tuviéramos para aprender. La línea editorial de LA NACIÓN ha hecho suya, por eso, la letra de uno de los ministros de nuestro fundador, cuando insistía en “buscar la armonía con los Estados Unidos, lejos de excluirlos y ponerse en disidencia con ellos” y “evitar el antagonismo con los gobiernos y pueblos de Europa”.
Mitre fue el estadista que encarnó la política más firme de confraternidad con nuestros vecinos, como en el caso de Brasil, y si su gobierno integró una alianza contra el entonces dictador de Paraguay no fue sino porque este había violentado la soberanía nacional al invadir sus tropas, en violación de advertencias argentinas, la provincia de Corrientes y atacar a quienes la defendían.
LA NACIÓN ha hecho la crítica editorial de gestos desafortunados de distintos gobiernos. Respecto del actual, en particular, en lo referido a la relación con gobiernos vecinos y potencias internacionales de nuestra amistad, al tiempo que ha defendido, ante reiteradas amenazas y avances concretos, la independencia del Poder Judicial y el principio republicano de división de poderes. Podría decirse que lo ha hecho como legataria de quien integró, siendo Presidente, la primera Corte Suprema de Justicia con personalidades independientes o desafectas de su política.
Carlos Pellegrini dijo, al despedir a Mitre en su muerte, que “poseía tal variedad de virtudes, de aptitudes y de facultades, cual no conozco reunidas en otro estadista”.
Es un orgullo para LA NACIÓN, en su nuevo aniversario, que Mitre haya sido el modelo de hombre de Estado que ha iluminado su largo derrotero hasta los días que corren.
Renovamos nuestro compromiso con los ideales de unión nacional y convocamos a los argentinos de bien a trabajar en los consensos que hoy más que nunca necesita imperiosamente nuestra Nación.