Nuestra embajada en China
Antes de concluir el año, el Gobierno decidió remover sorpresivamente al experimentado y reconocido embajador de carrera Luis María Kreckler, a cargo de nuestra representación diplomática en China, uno de los destinos más importantes y apreciados por todos los diplomáticos. Lo hizo luego de poner en marcha una disimulada campaña de erosión contra el embajador saliente, aparentemente impulsada desde lo más alto de la Cancillería y en medio de las polémicas por el acceso a las vacunas chinas.
Aunque formalmente el reemplazo de Kreckler será Juan Manuel Navarro, jefe de cancillería de la embajada argentina en China, el número uno será Sabino Vaca Narvaja, licenciado en Ciencia Política de 45 años y un estudioso de la milenaria cultura china, que no es diplomático de carrera. Entre otras cosas, tendrá en sus manos la planificación y coordinación de la agenda de la próxima visita del presidente Alberto Fernández, prevista para mayo. Por su conocida cercanía con el Presidente, pero sobre todo con la vicepresidenta Cristina Kirchner, se descuenta que obtendrá el respectivo plácet sin dificultades.
Sabino Vaca Narvaja es hijo de Fernando Vaca Narvaja, quien en los años 70 fue una de las cabezas del grupo guerrillero Montoneros. Es, además, hermano de Camilo Vaca Narvaja, expareja de Florencia Kirchner y padre de Helena, nieta de Cristina Kirchner. Cabe señalar también que otro hermano, Enrique -diplomático de carrera-, fue nombrado hace poco embajador en Perú. Sobran razones para calificar la designación de Sabino Vaca Narvaja como un nuevo ejemplo de un recurrente mal: el del nepotismo.
El flamantemente designado representante argentino en Pekín trabajaba en la Universidad de Lanús, donde conducía tareas académicas directamente vinculadas con la relación entre la Argentina y China como representante especial para la promoción del comercio y las inversiones en aquel país. En su momento, creció frecuentando la guardería que el movimiento Montoneros tenía instalada en Cuba, donde también estuvo presente Fernanda Raverta, designada al frente de la Anses. La renovación generacional ofrece nuevas figuras a las preferencias de un gobierno cuyas afinidades ideológicas siguen a la orden del día a la hora de optar por prescindir de los profesionales de carrera.