Noruega: un país para imitar
Desde hace tiempo, los índices de crecimiento, las cifras del PBI o el ingreso per cápita de un país se han revelado insuficientes para evaluar la calidad de vida de sus habitantes. Fue así cómo se comenzó a prestar atención al Índice de Desarrollo Humano, desde 1990 a cargo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que aún siendo imperfecto, refleja con mucha más certeza las condiciones de vida en 189 países.
Este índice tiene en cuenta factores como la expectativa de vida al nacer, la media de años de escolaridad, las condiciones del sistema de salud y los ingresos anuales de los ciudadanos. Se dio lugar así a un ranking que, desde hace años, es liderado por Noruega, nación considerada como la mejor del mundo para vivir, escoltada de muy cerca por Irlanda y Suiza.
En su trigésima edición, el índice incorporó la temática ambiental, por lo que la cantidad de emisión de dióxido de carbono y otros gases que producen el efecto invernadero son guarismos que modifican significativamente la tabla de evaluación, relegando a las naciones en cuya matriz energética predomina la utilización de combustibles fósiles. En el caso de Noruega, se advierte una inusual paradoja: es un país exportador de petróleo, pero en su territorio la producción energética procede en su totalidad de fuentes renovables.
Noruega sostiene su Estado con una importante carga tributaria que retorna a la sociedad con un sistema eficiente de salud, educación, seguridad, infraestructura y transporte. Sus ciudadanos tienen una esperanza de vida mayor a 82 años, un alto porcentaje de escolaridad y un ingreso anual promedio de más de 66 mil dólares.
A partir del hallazgo de yacimientos petrolíferos, los sucesivos gobiernos noruegos crearon y cuidaron un fondo anticíclico que dio respaldo y posibilitó buenas inversiones a la economía de ese país y, posteriormente, con visión de futuro, desarrollaron todo el potencial pesquero de su litoral.
Irlanda, que ocupa el segundo lugar en el índice, es considerado uno de los países más seguros del mundo, con una esperanza de vida similar a la de Noruega, pero aún mayores ingresos per cápita. La sigue Suiza, con una expectativa de vida de 83,8 años, y donde los ciudadanos tienen un poder adquisitivo que se cuenta entre los más altos del mundo. El cuarto lugar es para Hong Kong y el quinto para Islandia, mientras que, en el ámbito sudamericano, Chile ocupa la mejor posición, en el puesto 43°, en tanto que la Argentina figura en el 46°.
Los datos arrojados por este índice son producto del esfuerzo y de las buenas administraciones. Precisamente, lideran el ranking aquellas naciones donde se planifica estratégicamente el futuro, no se tolera la corrupción y los impuestos recaudados vuelven a la sociedad en servicios necesarios y obras verificables.