¡No soy mascota!
La comercialización de animales en peligro de extinción, además de amenazar su supervivencia, provoca desequilibrios que afectan la integridad del ecosistema
- 4 minutos de lectura'
Uno de los motores del comercio ilegal de animales silvestres es el mercado de mascotas. Si dejara de haber compradores, la rentabilidad disminuiría y el negocio se debilitaría. Con esta premisa se unieron la Fundación Temaikèn, el Instituto Jane Goodall Argentina y WCS Argentina para impulsar la campaña #NoSoyMascota. El objetivo perseguido es desalentar la compra de estas especies, informando y sensibilizando a la comunidad acerca de su impacto.
Muchas veces desconocemos las consecuencias de adquirir un animal silvestre. Pero ¿qué pasa si nos enteramos de que, detrás de mascotas como una tortuga, un loro hablador o un cardenal amarillo, hay una red de comercio ilegal? Se trata de un negocio que constituye la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el orden mundial, además de ser el potencial origen de futuras pandemias por transmisión de enfermedades zoonóticas. En otras palabras, el tráfico de estos animales nos convierte en eslabones de una cadena de crimen organizado que internacionalmente representa el cuarto negocio ilícito detrás de las drogas, las armas y el tráfico de personas.
En nuestro país, se estima que las especies afectadas son más de 135, de las cuales al menos 20 están en peligro de extinción. El comercio ilegal de aves (cardenal copete rojo y amarillo, federal, tucán, rey del bosque, loro hablador, urraca paraguaya), reptiles (tortuga terrestre común y de patas rojas o yabotí), monos (carayá negro y dorado, caí negro y de las yungas) y felinos (puma, ocelote, gato montés) entre otros, no solo amenaza la supervivencia de las especies, sino que además provoca desequilibrios que afectan la imprescindible integridad del ecosistema.
El tráfico de estos animales nos convierte en eslabones de una cadena de crimen organizado que internacionalmente representa el cuarto negocio ilícito detrás del de las drogas, las armas y el tráfico de personas
Los números son alarmantes y sus consecuencias dramáticas. En el proceso ilegal de extracción y traslado de los animales, se estima que el 90% muere antes de llegar a ser comercializado. Por otro lado, la cantidad de animales decomisados supera la capacidad de albergue existente en los centros de rescate especializados que brindan apoyo a las autoridades nacionales. Por último, solo el 50% de los animales vivos rescatados logran reinsertarse nuevamente en la naturaleza.
Se estima que el 75% de las nuevas enfermedades descubiertas en la última década, como el Covid-19 y la viruela del mono, tuvieron origen en el contacto entre seres humanos y animales silvestres. Potenciales portadores de virus, bacterias y hongos, estos últimos amenazan la salud humana al dispersarlos. El riesgo de diseminación aumenta, además, debido al traslado en condiciones extremas de hacinamiento y deshidratación. Por esto, conservar la fauna en sus ambientes naturales es una medida de prevención, evitando la posibilidad de “salto” de patógenos a nuestra especie.
Para luchar contra este tráfico es fundamental desactivar todos los eslabones de la cadena, no solo la oferta, sino también la demanda. Es necesario un accionar articulado entre distintos sectores de la sociedad (público, privado, sociedad civil) que incluya a gobiernos provinciales y nacionales, así como transnacionales.
Los vacíos informativos representan una problemática que urge revertir para contar con datos fehacientes y suficientes, y, no menos importante, resulta imprescindible fortalecer una adecuada formación de las fuerzas de control, fiscalización y vigilancia, además de promulgar nuevas y mejores leyes.
En cuanto al insustituible rol que le cabe a la ciudadanía como actor clave que da vitalidad a tan perniciosa demanda, su poder para debilitarla es enorme. Por esto, nuestras recomendaciones son: informarse acerca del origen y legalidad de los animales que se compran, evitar promover involuntariamente este delito con contenidos dañinos en redes sociales y denunciar proactivamente su venta ilegal. Mientras mayor sea el número de quienes se sumen a esta cadena “virtuosa”, mejor protegida estarán la biodiversidad y nuestra salud. Frenar el tráfico de fauna es posible. Bastaría con que cada uno haga su parte.
En peligro de extinción
Aves
Cardenal copete rojo (Paroaria coronata), cardenal amarillo (Gubernatrix cristata), federal (Amblyrhamphus holosericeus), tucán (Ramphastos toco), rey del bosque (Pheucticus aureoventris), loro hablador (Amazona aestiva), urraca paraguaya (Cyanocorax chrysops).
Reptiles
Tortuga terrestre (Chelonoidis chilensis), tortuga terrestre de patas rojas o yabotí (Chelonoidis carbonaria).
Mamíferos
A) Monos: carayá negro y dorado o aullador negro y dorado (Alouatta caraya), caí negro (Sapajus nigritus), caí de las yungas (Sapajus cay).
B) Felinos: puma (Puma concolor), ocelote (Leopardus pardalis), gato montés (Leopardus geoffroyi).