Niños sin jardines
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A poco de conocerse el informe de Unicef que reportó que un millón de niños argentinos se van a dormir sin haber comido, el Observatorio del Desarrollo Humano y Vulnerabilidad de la Universidad Austral aportó datos sobre otras variables que también condicionan el bienestar infantil.
Si bien la ley nacional de educación, de 2006, garantiza el acceso a la educación inicial a partir de los 45 días y hasta los 5 años de edad, el observatorio universitario reveló que más de un tercio de los chicos de entre 3 y 4 años nunca recibieron ningún tipo de educación formal. Casi 6 de cada 10 chicos dentro de ese rango etario asisten 4 horas a la escuela y el 67 por ciento lo hacen en establecimientos de gestión pública.
El cerebro humano alcanza el 90% de su tamaño en los primeros cinco años. Invertir en el desarrollo de la primera infancia es la estrategia probadamente más efectiva para obtener mejores retornos.
Un estudio de Argentinos por la Educación del año pasado daba cuenta de que en la Argentina aún quedan por construir al menos 24.202 aulas para llegar a la cobertura total de sala de 3, 4 y 5 años.
Distintos países evidencian efectos concluyentes de las intervenciones en educación a temprana edad. La construcción de jardines de infantes aumenta la asistencia a ellos. Complementada con una calidad de enseñanza adecuada, mejora los rendimientos en lengua y matemática en la primaria, dispara también las tasas de permanencia en la escuela y el número de años completados, así como se reducen también las de abandono y se potencian las chances de terminar el secundario e ingresar a la universidad.
La educación inicial es un derecho de los más pequeños y una responsabilidad indelegable de los adultos para la construcción de una sociedad más justa e inclusiva. Es indispensable poner todos los días el foco en los niños y no solo una vez al año, cuando se celebra su día y, en rigor, solo algunos tendrán la fortuna de recibir un regalo. La dolorosa realidad de la niñez de nuestro país está lejos de merecer festejos. Debemos empezar por lo más importante, que es atender su educación temprana. Hay mucho por hacer.