Nicaragua abandona la OEA
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El ministro de Relaciones Exteriores del régimen dictatorial de Daniel Ortega, Denis Moncada, anunció que Nicaragua inició de forma oficial el proceso de salida de la Organización de Estados Americanos (OEA). Ante lo que consideró continuas muestras de injerencia en los asuntos internos, el jefe de la diplomacia nicaragüense confirmó que, siguiendo las instrucciones del presidente Ortega, procedió a presentar al secretario de la organización, Luis Almagro, una denuncia por intromisión en los asuntos internos que motivó el abandono de la entidad.
La decisión llegó luego de que la Asamblea General de la OEA aprobó una resolución en rechazo de las últimas elecciones presidenciales en el país al indicar que “no fueron libres, justas ni transparentes y no tienen legitimidad democrática”. La resolución fue aprobada por 25 votos a favor, incluido el de la Argentina, siete abstenciones, y apenas un voto en contra.
La denuncia de Nicaragua incluyó acusaciones por grosera injerencia y campañas terroristas en contra de su soberanía. Se inicia así un período de dos años al cabo del cual Nicaragua quedará fuera del organismo interamericano. Evidentemente, el régimen de Ortega se adelantó a que el organismo pudiera suspender a Nicaragua por violaciones graves y flagrantes de su gobierno a la Carta Democrática Interamericana.
Como era de esperarse el gobierno venezolano, presidido por otro dictador, Nicolás Maduro, respaldó la decisión del gobierno de Daniel Ortega y aseguró que era una muestra de dignidad nacional y democracia. Por su parte el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, consideró que Nicaragua daba otra vez “lecciones de soberanía y dignidad, valores escasos en estos tiempos” al adoptar la decisión de alejarse del organismo.
La salida del país centroamericano deja al eje bolivariano sin representantes en la OEA. Cuba fue expulsada en 1962 y la representación venezolana está controlada, desde 2018, por representantes que responden a Juan Guaidó. Bolivia es ahora el principal aliado de los tres países con asiento en la institución con sede en Washington.
Muchas de las consecuencias de la decisión del gobierno de Ortega podrían complicar la situación económica y social de los nicaragüenses. Al respecto, la directora para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara Rosas, manifestó que, con el anuncio, Nicaragua “pone en un estado de mayor indefensión a las víctimas de violaciones de derechos humanos y crímenes de derecho internacional, a sus familiares, a personas defensoras de derechos humanos y a la sociedad nicaragüense en general”.
Cabe recordar que en otra expresión del extravío de nuestra política exterior, el gobierno argentino fue de los que apoyó la resolución que declaró ilegítimas las elecciones nicaragüenses en el seno del organismo interamericano pero luego rechazó “sanciones o medidas unilaterales” contra el régimen de Ortega.
En la actualidad el derecho internacional no admite que ningún gobierno se ampare en la soberanía y la autodeterminación nacional para hacer lo que quiera dentro del país y en contra de su propio pueblo. La decisión de alejarse de la OEA responde a la necesidad de la dictadura de Ortega de no querer rendir cuentas ni que nadie se las solicite.