Motochorros, la vida en juego
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La inseguridad sigue siendo una de las principales preocupaciones de los argentinos. Cómo no lo sería cuando diariamente tomamos conocimientos de todo tipo de situaciones delictivas que ponen en jaque vidas humanas. Un relevamiento de la Universidad Torcuato Di Tella realizado en junio pasado reportó que un 30% de los vecinos encuestados que viven en el conurbano bonaerense fue víctima de algún delito en los últimos 12 meses, siendo los más frecuentes el robo con violencia, el hurto de objetos y los robos a viviendas.
Un informe sobre Delitos, Inseguridad y Violencia elaborado por la ONG Defendamos Buenos Aires consignó 13 muertes en el área metropolitana ocasionadas por robos violentos perpetrados por motochorros. Claro está que la cifra refiere exclusivamente a lo denunciado, definido como “cifras blancas”, lo cual supone un subregistro que no contabiliza miles de episodios. La desconfianza de la gente reduce notablemente las denuncias formales en comisarías. Los datos fueron brindados por la Justicia Nacional de Instrucción con jurisdicción en la Capital Federal, más información de tribunales de Lomas de Zamora, Quilmes, San Isidro, Morón, Moreno, La Matanza y San Martín.
Interceptado por dos motochorros que querían robarle su moto, en Morón, un hombre quiso escapar a toda velocidad mientras los ladrones lo seguían peligrosamente a la par, hasta que varios minutos después logró librarse de ellos. El hecho quedó registrado con la cámara GoPro que llevaba en su casco. Las impresionantes imágenes de la persecución se viralizaron.
Días atrás, de madrugada, intentando robarle, dos motochorros asesinaron a un policía porteño, quien se aprestaba a tomar servicio, en Lomas de Zamora. Uno ya fue detenido; el otro es intensamente buscado.
La muerte de Bastián, un niño de 10 años que volvía de un club de barrio con su madre y que fue alcanzado por una bala en un tiroteo con delincuentes en Wilde, nos conmovió a todos. Una pareja fue víctima de un atraco luego de retirar dinero en la zona de Recoleta. Los llamados “motocolombianos” son famosos por romper las ventanillas de los vehículos para robar, muchas veces disparando a sus ocupantes. Así ocurrió días atrás en Palermo cuando un motochorro rompió la ventanilla de un auto en un semáforo para robarle el celular al conductor. Este bajó, lo corrió y lo redujo pegándole una trompada, tras lo cual dio aviso a las autoridades que lo llevaron detenido.
En opinión de expertos, los celulares siguen siendo el principal objetivo de estos ladrones que pueden también arrastrar violentamente a sus víctimas que se desplazan caminando si no están dispuestas a soltar sus pertenencias. También los repartidores de delivery son atacados por motochorros mientras realizan su trabajo.
En su defensa y anticipándose cuando detectan situaciones sospechosas, cada vez más vecinos recurren a aplicaciones que se descargan en el celular: “Botón de pánico”, en Lanús; “Alarma Comunitaria Avellaneda”, y “Ezeiza Segura”, “Brown Previene”, “Seguridad Lomas”, “Mi Alerta Quilmes” facilitan el acceso no solo a la policía sino también al servicio de ambulancia o bomberos, permitiendo activar una alarma comunitaria como forma de disuasión. La geolocalización del celular contacta al centro de monitoreo.
Lamentablemente, los hechos se suceden. Todos podemos ser víctimas. Cuando en el mejor de los casos los delincuentes son apresados, la Justicia se ve obligada a liberarlos sin más con demasiada frecuencia. Algo estamos haciendo muy mal en este terreno. Quienes no le asignan valor alguno a la vida se ríen en nuestras narices. Mientras muchos otros lloran a sus deudos.