Mascardi: violencia recompensada
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Villa Mascardi sigue siendo foco de destrucción y violencia. El grupo de usurpadores que en 2017 inició una toma de tierras propiedad de la Administración de Parques Nacionales extendió su accionar a otros terrenos con más agresiones, y actos vandálicos. Recientemente bastaron diez personas para cortar la Ruta 40, provocando largas colas de autos, amedrentando con piedras a periodistas y conductores de vehículos particulares y policiales, con un saldo de importantes daños. Lo insólito es que, pese al escaso número de delincuentes, la Gendarmería se limitó a observar el accionar de los violentos encapuchados sin desalojarlos.
Muy crítico con el proceder de estos grupos violentos, el auditor general de la Nación, Miguel Ángel Pichetto, opinó: “Son enemigos del país, no reconocen la bandera ni la autoridad. Quieren un Estado autónomo y son asesorados por montoneros como [Roberto] Cirilo Perdía”; le asiste la razón.
Desde el inicio de la toma, en 2017, a partir del sueño de una líder mapuche, de 16 años, que entendió que eran dueños del terreno considerado sagrado, Villa Mascardi entró en una etapa de destrucción de propiedades privadas y de complejos emblemáticos que eran parte del patrimonio cultural y arquitectónico local. Resulta obvio que estos grupos mantienen estrechas relaciones con dirigentes políticos que les proveen transporte y alimento.
Queda claro también que las actuales autoridades de Parques Nacionales ven con simpatía esta presencia de comunidades autodenominadas originarias en el Parque Nacional Nahuel Huapi, al punto de haber decidido abandonar la condición de querellante en la causa judicial. La Junta Vecinal de Villa Mascardi demandó por ello a la Administración de Parques Nacionales. “Siempre apostamos al diálogo”, sostuvo eufemísticamente el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Nación, Juan Cabandié, y aseguró que su objetivo es avanzar por esa senda con tareas de co-manejo. No solo no abandona la idea de desalojar como corresponde a los usurpadores, sino que propondría un manejo conjunto del área a modo de premio.
No sorprende que Cabandié, cuyo conocimiento acerca de temas ambientales y de áreas protegidas era nulo al asumir el cargo, siga ignorando las responsabilidades propias del mismo y su obligación de exigir el respeto a las leyes de la Nación a quienes las desafían para defender el territorio de todos los argentinos ante usurpadores que pretenden apropiarse de tierras de dominio público. Su tan ideologizado como negligente accionar ante hechos de gravedad institucional causa estupor.