Mares de basura
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Playa es sinónimo de descanso y esparcimiento. La desaprensión de muchísima gente que disfruta de sus vacaciones en cercanía al mar confirma la falta de conciencia sobre el impacto que la basura de distinto origen tiene sobre nuestras costas. Al sumarse a los desechos que llegan al mar a través de los ríos y los drenajes urbanos, todo se agrava.
Entre septiembre y octubre de 2021, distintas ONG ambientalistas llevaron adelante un censo en 21 localidades de la costa atlántica bonaerense. Cuatro de cada cinco residuos resultaron ser plásticos, es decir, casi el 85% de lo relevado. La fauna marina, que confunde basura con alimento, sufre irremediablemente esta situación cuyos efectos se trasladan a su vez a los seres humanos. Greenpeace advierte que nuestro país es uno de los que más basura arrojan al mar. Apenas reciclamos el 26% de los envases plásticos que descartamos anualmente, un impacto ambiental que una demorada ley de envases debe detener cuando su fabricación insume dos segundos, su utilización algunos minutos y su biodegradación más de 450 años.
Los encuentros de limpieza y recolección que aglutinan a residentes y turistas en centros balnearios se están convirtiendo en una saludable costumbre que el planeta agradece. Lamentablemente, por uno que limpia habrá 20 que ensucian, lo que confirma que educar y crear conciencia sigue siendo el único camino posible.
Surfrider, Greenpeace, Reciclando Conciencia, Vida Silvestre, Somos Terra, Marea Verde, R-eco-plástico impulsan la concientización. La ONG Ángeles Verdes promueve campañas como Playas Limpias, Sin Sorbetes, Reciclando las Colillas y Compostaje. Mdp Limpia recolecta residuos en playas al igual que la Federación de Cartoneros, Carreros y Recicladores de San Bernardo, que también promueve entre los turistas la separación de residuos.
Debemos cambiar nuestra forma de actuar, concientizar sobre la importancia de reciclar y evitar los elementos plásticos de un solo uso como vasos descartables o sorbetes, todas medidas impostergables si pretendemos que las enormes islas de plástico de los océanos dejen de crecer. Para 2050 se calcula que más de 12.000 millones de toneladas de desechos plásticos inundarán vertederos y océanos.
Muchos hablan ya de “desplastificar” al considerar cada vez más el impacto de nuestras propias acciones. Todos podemos eliminar inteligentemente aunque más no sea un plástico descartable de nuestra cotidianeidad. Una reunión clave de la ONU en Nairobi que se celebra pasado mañana podría considerar adoptar un nuevo y ambicioso acuerdo global para fijar cursos de acción global sobre los plásticos.
Restablecer la salud y productividad de los océanos constituye un desafío y fijar un marco internacional jurídicamente vinculante encuentra posturas disímiles. Solo acordando modelos alternativos viables que incentiven prácticas sostenibles y justas, disponiendo para ello de la financiación necesaria, podremos imaginar un futuro distinto.