Manejos turbios en la AFA
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LA NACION
Cuando aún no se han apagado los ecos de la tercera estrella obtenida en el Mundial de Qatar, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) vuelve a ser noticia, pero en este caso por una causa penal que incluye una acusación de defraudación, desvío de fondos y violación de la ley cambiaria por un monto millonario.
La AFA fue acusada por la empresa By BIT, patrocinadora de la selección desde noviembre de 2021, que afirma que, tras la negociación llevada a cabo con la entidad que rige al fútbol argentino, se vio perjudicada en tres millones de dólares que supuestamente fueron desviados a varios destinos incluyendo testaferros.
By BIT se presenta como una gran firma internacional de intercambio de criptoactivos y en la denuncia, que recayó en la órbita del juez en lo Penal Económico Marcelo Aguinsky y del fiscal Jorge Dahl Rocha, sostiene que esos fondos fueron desviados a través de cuentas de testaferros y sociedades pantalla con sede en España y los Estados Unidos.
Si bien By BIT solía ser sponsor global de la selección argentina, la relación se cortó de manera abrupta, supuestamente porque la empresa no habría respetado requerimientos del convenio firmado con la AFA. Sin embargo, según informó la citada compañía, se habría acordado un memorando de entendimiento que incluyó un monto de tres millones de dólares que la entidad futbolística indicó que se girara a Odeoma Gestión SL, una sociedad española a la que identificó como su agente recaudador, con el fin de evadir obligaciones cambiarias.
La fecha de ese giro millonario fue el 15 de noviembre de 2021, cuando el dólar oficial cotizaba a 110,27 pesos, mientras que el dólar “blue” se vendía en esos momentos a $ 199,50, una brecha que multiplicada por tres millones de dólares arroja una diferencia más que significativa.
Luego de que el 22 de enero de 2022 la AFA anunciara la contratación de otra empresa para la organización de partidos amistosos, By BIT radicó una denuncia penal contra Claudio “Chiqui” Tapia por presunta defraudación, una demanda ante la Justicia en lo Comercial contra la AFA, más otra en España contra la firma Odeoma Gestión SL a la que le había girado los tres millones de dólares por pedido de los dirigentes argentinos.
No es la primera vez que la máxima institución del fútbol argentino es objeto de sospechas por manejos turbios con ingresos y licitaciones. De hecho, recientemente el fiscal federal Eduardo Taiano impulsó una acción penal contra el presidente de la AFA por el supuesto delito de defraudación a partir de una denuncia presentada por el empresario Guillermo Tofoni sobre los derechos de organización de los partidos amistosos de la selección argentina. En las últimas horas este tema escaló al punto de que Pablo Toviggino, secretario general de la AFA, fue denunciado por el propio Tofoni por presuntas amenazas de muerte.
A estos escándalos hay que sumar la controversia generada por la concesión de la entidad rectora del fútbol argentino a la empresa Deportick.com para la venta de tickets de los dos partidos amistosos que disputó la selección campeona del mundo recientemente en nuestro país. Esa empresa pertenece a Javier Faroni, vinculado al ministro Sergio Massa.
La AFA históricamente ha sido cuestionada por el manejo que ha llevado a cabo con todos los negocios laterales ligados al fútbol. Esto no es nuevo. Ha sucedido durante el largo “reinado” del fallecido Julio Grondona y también posteriormente, incluso con elecciones que desafiaron las matemáticas, a partir de un resultado empatado con un padrón impar.
Por esta suma de cosas, es imprescindible que la obtención de un magnífico logro deportivo no se vea empañada por los nada transparentes manejos de parte de los directivos que ocupan los máximos cargos en esa institución. La pelota –como dijo alguna vez una celebridad del fútbol– no se manchará, pero la corrupción y la impunidad pueden dañar de muerte la frágil reputación de las instituciones de este deporte, que deberían estar a la altura del prestigio alcanzado por la selección en el campo de juego.
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