Malvinas y el Brexit
Luego de 48 años de una casi siempre incómoda membresía, Gran Bretaña ya no pertenece a la Unión Europea. Sus llamados territorios "de ultramar" tampoco, dado que quedaron específicamente excluidos, uno por uno, de los términos de salida ya acordados. Por ello, desde el punto de vista económico, las cosas han cambiado sustancialmente para los habitantes de las islas Malvinas, usurpadas por los británicos en 1833, cuando expulsaron por la fuerza a los habitantes argentinos locales.
No se benefician ahora de los generosos subsidios, directos e indirectos, de la Unión Europea. Los productos del mar que conforman el 40% del actual PBI de las islas tienen en un 90% como destino los mercados de la Unión Europea y ya no están libres de derechos y aranceles. La venta de licencias a las empresas pesqueras europeas y asiáticas por parte de la actual administración del archipiélago es ahora bastante menos atractiva.
Lo sucedido impacta, asimismo, en el endoso europeo a Gran Bretaña, que ciertamente existía respecto de la disputa de soberanía que ese país mantiene con el nuestro desde la usurpación británica, consumando un verdadero despojo, que lamentablemente aún se mantiene. Ese endoso estaba cautivo de la íntima relación económica.
Es hora entonces de tratar de recuperar pacientemente el respaldo a nuestros reclamos por parte de los países europeos. Se trata de plantear un andar estratégico, de mediano y largo plazo, tan sostenido como coherente.
Por otra parte, es también necesario tener en cuenta que la economía británica está, desde hace algún tiempo ya, sumergida en una larga recesión, atravesando hoy un particular muy mal momento, con una deuda pública que ya supera el ciento por ciento del PBI, por primera vez desde 1963.
En rigor, experimentó el año pasado una contracción nada menos que del 11,3%, la mayor de los últimos 300 años. El déficit presupuestario actual equivale ya al 14% del PBI británico, que es ciertamente el más alto desde la Segunda Guerra Mundial. Además, su déficit comercial con el resto del mundo, según se estima, se ampliará ahora hasta alcanzar el 6% del PBI.
A todo esto debe sumarse el inevitable impacto de la pandemia de coronavirus, que asuela al mundo entero y golpea con particular dureza a los británicos.
El propio Banco de Inglaterra supone que, a lo largo de los próximos 15 años, Gran Bretaña sufrirá una pérdida acumulada de entre el 4% y el 10% de su PBI, proceso que ha comenzado a partir de la concreción de la decisión británica de salida de la Unión Europea.
Parece fundamental, entonces, seguir muy de cerca el derrotero de la economía isleña como consecuencia del golpe adverso a sus finanzas, fruto del alejamiento de Gran Bretaña de la Unión Europea. Se trata de un error estratégico ya consumado que puede tener distintos impactos colaterales.
Un nuevo capítulo puede abrirse en el largo conflicto de soberanía que nuestro país mantiene con Gran Bretaña respecto de las islas Malvinas.