Los tristes récords de Gildo Insfrán
El gobernador de Formosa, quien asumió su séptimo mandato, es un ejemplo de quien se perpetúa a costa de avasallar básicos preceptos democráticos
Gildo Insfrán asumió anteayer su séptimo mandato consecutivo como gobernador de Formosa. Nada nuevo bajo el sol de la provincia norteña que, cada vez que concurre a las urnas, bendice al eterno caudillo con porcentajes tan abrumadores como sospechados de estar anclados en prácticas clientelares.
Gobernador récord por su permanencia, completará 28 años ininterrumpidos de gestión cuando finalice el nuevo período que acaba de iniciar. Su condenable ejemplo de perpetuidad en el poder, en un territorio empobrecido, es una triste realidad que debería modificarse con virtuosos límites a las reelecciones que, en Formosa, lamentablemente están ausentes, por lo que queda el camino libre para que un caudillo controle todos los resortes provinciales, casi como si se tratara de un monarca o, más precisamente, de un señor feudal.
Nada hace pensar que Insfrán pueda darse un baño de democracia en este séptimo período de gobierno que tomará. No tiene ninguna motivación para modificar su pócima de la victoria, basada en prácticas clientelares, oídos sordos a las pocas críticas que recibe localmente, empleo público exacerbado y familiares en puestos claves. Ese cóctel amargo tiene más ingredientes, al calor de la nueva era kirchnerista, que se abre a nivel nacional. Un alfil suyo, José Mayans, fue ungido por Cristina Kirchner como presidente del bloque del Frente de Todos en el Senado de la Nación. Luis Basterra, diputado y exfuncionario de la gobernación, será el próximo ministro de Agroindustria. Insfrán es exitoso políticamente, a pesar de avasallar la democracia en su feudo.
Con una reforma constitucional habilitó, en 2003, la reelección indefinida en Formosa. En la provincia, son un clásico las denuncias en cada elección sobre padrones adulterados y la presencia de ciudadanos paraguayos que cruzan a Formosa para votar a su favor. En la previa de los comicios provinciales del 16 de junio, cuando como siempre ganó con más del 70% de los votos, adelantó el pago del aguinaldo a los empleados públicos y retrasó la llegada de la factura de energía eléctrica de la distribuidora local, Refsa. Quien lo enfrentó, Adrián Bogado, perteneció a su espacio (es hijo de Floro Bogado, fallecido vicegobernador de Insfrán) y tuvo apoyo del gobierno de Mauricio Macri.
Vale la pena recordar la falta de apego a la democracia y al diálogo de Insfrán con algunas pocas menciones de ejemplos del pasado reciente, como su falta de atención a los reclamos del líder qom Félix Díaz, quien llegó a acampar casi diez meses en la avenida 9 de Julio, en el año 2015, para intentar infructuosamente ser recibido por la entonces presidenta, Cristina Kirchner. Menos acuciante que el caso de los qom, aunque de gran repercusión nacional por el personaje involucrado, fue el ataque de Insfrán al futbolista Carlos Tevez cuando el jugador de Boca remarcó la pobreza existente en Formosa, provincia que visitó con ocasión de un partido de la selección.
La Formosa de Insfrán quedó salpicada también por el escandaloso caso Ciccone, la oprobiosa trama corrupta que llevó a la cárcel al exvicepresidente Amado Boudou. La provincia contrató a la sociedad The Old Fund, del testaferro de Boudou, Alejandro Vandenbroele, por más de $7 millones para un supuesto asesoramiento en la reestructuración de la deuda formoseña.
Formosa tiene, según los datos del Indec sobre el primer semestre de este año, un 40,1% de pobreza, cinco puntos por encima del índice nacional. Es una provincia que depende del empleo público, una clave para entender las victorias permanentes de Insfrán. Es la segunda jurisdicción con mayor peso del trabajo estatal: tiene 167,4 agentes públicos por cada 100 empleos privados registrados, de acuerdo con un relevamiento que hizo la Fundación Libertad sobre la base de datos del Ministerio del Interior. Solo la supera Catamarca. El gobernador, además, utiliza la pauta oficial para disciplinar a la prensa y persigue a los periodistas que se atreven a criticarlo.
La provincia está atrasada en materia de infraestructura, agua corriente y cloacas. Los que lo defienden dicen que Insfrán logró en sus años de gobernador obras como la ruta nacional 81, el Hospital de Alta Complejidad Juan Domingo Perón y la construcción de escuelas.
Insfrán tiene 68 años y antes de comenzar, en 1995, su largo camino como gobernador, fue vicegobernador de Vicente Joga. El más de medio millón de habitantes que tiene Formosa no conoce otro apellido al frente de la provincia desde hace un cuarto de siglo. Y los tentáculos de Insfrán no se detienen solo en garantizarse su permanencia, porque el apellido también paga. Su hermano Carlos "Carlín" Insfrán fue reelegido diputado provincial. En la elección de junio también ganó una banca en la Legislatura formoseña Yanina Insfrán, una de sus hijas. Y su compañero de fórmula y próximo vicegobernador es su ahijado, Eber Solís. Sin límites legales, ni hablemos de los éticos, la dinámica feudal en la provincia norteña no hará más que reproducirse y, como resultado, traerá mayores postergaciones a su pueblo y una democracia que solo será una apariencia.