Los riesgos del tabaco calentado
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Por medio de una reciente resolución, el Ministerio de Salud acaba de prohibir la importación, distribución, comercialización, publicidad y cualquier modalidad de promoción o patrocinio en todo el país de sistemas o dispositivos electrónicos conocidos como calentadores de tabaco o productos de tabaco calentado (PTC).
En los considerandos de la norma se explica que, “en un contexto de retracción del consumo de productos de tabaco en muchos países del mundo, las compañías tabacaleras y otras empresas introdujeron en el mercado nuevos productos alternativos, como los dispositivos electrónicos para fumar o inhalar aerosoles con o sin nicotina, que son los llamados cigarrillos electrónicos (CE) y, más recientemente, los productos de tabaco calentado (PTC)”. La resolución indica que estos producen “aerosoles con nicotina y otras sustancias químicas, como el acetaldehído, la acroleína y el formaldehído, las cuales son nocivas y potencialmente dañinas para la salud”.
En la normativa también se argumenta que, al ser la nicotina una droga sumamente tóxica y con fuertes propiedades adictivas, el uso de estos dispositivos, además del potencial riesgo que representa para individuos con patologías cardiovasculares, puede inducir en nuevos usuarios una dependencia a la droga.
Las opiniones que indican que esta modalidad de fumar se asocia a un menor riesgo de cáncer y otras enfermedades que los cigarrillos convencionales fueron alentadas por la autorización que otorgó la Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos para vender este tipo de productos, si bien aclaró que esa aprobación no debía suponer un apoyo o la afirmación de que fuese inocuo.
Desde la industria tabacalera local se manifestaron sorprendidos ante la flamante prohibición y consideraron que va a contramano del más esencial sentido común y de los avances de la ciencia. A través de un comunicado expresaron que “los productos de tabaco calentado y sus dispositivos para calentarlos representan una alternativa para los 1000 millones de fumadores” y destacaron que “estos dispositivos permiten calentar el tabaco en lugar de quemarlo y, de esta manera, eliminar la combustión, que es el principal problema relacionado con el acto de fumar”.
En la última década, la aparición de los cigarrillos electrónicos y de nuevos productos del tabaco (tabaco calentado o tabaco sin humo) ha generado un interés creciente por los mecanismos que se proponen con la promesa de reducir el daño y las consecuencias nocivas del tabaco sin renunciar a sus efectos placenteros. Sin embargo, según los investigadores, estos productos son igualmente adictivos, ya que contienen nicotina y, además, no son seguros.
El argumento principal de la industria tabacalera para inducir al consumo bajo estas nuevas modalidades es la ausencia de combustión, con la consiguiente reducción potencial de toxicidad. No obstante, estudios independientes confirman la emisión de componentes altamente nocivos para la salud.
Diputados de provincias tabacaleras expresaron su preocupación y sorpresa ante la medida que afecta el desarrollo de economías regionales. Una de las empresas del sector frenó un proyecto de inversión por la referida decisión administrativa.
Las investigaciones independientes realizadas concluyen que el tabaco calentado y los cigarrillos electrónicos, pese a tener menos tóxicos que el tabaco convencional, no reducen el daño, además de que se desconocen aún sus efectos a largo plazo. Por consiguiente, resulta cuando menos apresurado ser taxativos respecto de las supuestas ventajas de su uso.