Los patriotas
El Nacional/Venezuela
- 2 minutos de lectura'
CARACAS.– Es abrumador el silencio de los gobiernos latinoamericanos sobre el despojo de la nacionalidad de más de 300 nicaragüenses por parte de Daniel Ortega y su mujer, Rosario Murillo.
Primero, el régimen de esa nación centroamericana reformó de manera exprés la Constitución para poder suspender “a perpetuidad” todos los derechos ciudadanos de los 222 presos políticos liberados, desterrados y enviados a Estados Unidos. Luego, extendió la medida a 94 nicaragüenses más: entre ellos, los escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli, el periodista Carlos Fernando Chamorro, el sacerdote Edwin Román, sobrino de Augusto César Sandino. Solo Gabriel Boric, presidente de Chile, lo comentó en su cuenta de Twitter: «Un abrazo fraterno a todos quienes Ortega ha pretendido despojar de su nacionalidad nicaragüense. No sabe el dictador que la patria se lleva en el corazón, y no se priva por decreto. ¡No están solos!».
El régimen nicaragüense se sentó hace menos de un mes en mesa de la VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac, es decir, la OEA sin Estados Unidos y Canadá: hay democracias que molestan en ciertos foros). La desmesurada Declaración de Buenos Aires, suscripta por los mandatarios o sus representantes, contiene 111 items, 9200 palabras. Se pasaron por alto el capítulo “presos políticos”. No existen. Nuestras miserias están escondidas debajo de la alfombra. ¿No ameritaba este aberrante comportamiento de Ortega y Murillo una frase siquiera de más mandatarios? ¿Es posible esperar una declaración aunque sea tardía?
Del régimen venezolano no se tienen noticias. No libera a los casi 300 presos que trata, sin embargo, como apátridas: sin derecho a la defensa, víctimas de maltratos y torturas documentadas por Naciones Unidas y organizaciones civiles. Cruelmente castigados por ejercer sus derechos ciudadanos.
La línea de actuación de los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela –entre los tres suman más de 100 años en el poder – es una copia al carbón: son los dueños de sus patrias. Son los únicos patriotas, los que deciden quiénes son cubanos, nicaragüenses o venezolanos. A Venezuela le duele y le urge construir una sociedad de ciudadanos.