Los negocios del narcotráfico
Ya hubo 90 homicidios en Rosario y crece sin pausa la inseguridad en el conurbano bonaerense mientras nadie instrumenta soluciones de fondo
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El narcotráfico debe combatirse coordinadamente desde distintos frentes; no hay otra forma de alcanzar posibilidades de éxito. En los últimos años, nuestra sociedad viene siendo testigo de la anomia gubernamental en un terreno por demás peligroso. Se ha perdido el rumbo y el crimen organizado sigue alimentándose de complicidades en todos los niveles de gestión política.
Los millonarios recursos que genera la venta de drogas drenan hacia incontables actividades ilegales, alejadas de cualquier posible registro. Estamos frente a un flujo creciente de dinero que alimenta a su vez la maquinaria criminal.
El presidente Alberto Fernández anunció la modificación del decreto que reglamenta la ley de creación de la Unidad de Información Financiera (UIF) para permitir la creación de delegaciones en el interior del país y la apertura de una oficina local en la castigada Rosario.
El pedido del gobernador Omar Perotti, del mismo color político que la administración nacional, encontraba así eco, como si la flamante medida por sí sola pudiera detener la brutal matanza de inocentes. Entre las “decisiones contundentes” que anunció también el Presidente, se aguarda la limitación de uso de celulares en las cárceles que ha permitido a los narcos seguir manejando el delito tras las rejas.
El jueves último, la Cámara de Diputados aprobó y giró al Senado la reforma de la ley antilavado, con el rechazo en general de buena parte de Juntos por el Cambio por entender que el oficialismo no quiere la autonomía e independencia de la Unidad de Información Financiera (UIF) respecto del poder político.
Fue Mariano Federici, al frente de la UIF durante el gobierno de Cambiemos, el responsable de abrir las dos primeras delegaciones regionales de la dependencia en localidades claves como Salta y Posadas. “Es fundamental que organismos de este tipo estén cerca de sus fuentes y de las amenazas de las que han de ocuparse”, afirmó tras destacar que la UIF abandonó hoy la lucha contra la corrupción, principal catalizador del narcotráfico, y que eso ha contribuido inevitablemente a crear incentivos para que aflore la criminalidad.
El año último cerró con 288 homicidios en Rosario y ya suman 90 asesinatos en lo que va de 2023, en su gran mayoría ordenados desde las cárceles y a través de sicarios que reciben su paga mayormente en efectivo.
Las demandas ciudadanas ante el crecimiento de la inseguridad que se extiende a muchísimos otros centros urbanos del país han llevado a las autoridades a poner foco en un crucial aspecto como el financiero-patrimonial. Pero este es sólo un apéndice. Sin una estrategia coherente que ordene todo el esfuerzo hacia objetivos claros, este tipo de medidas aisladas son vergonzosos manotazos. Por otra parte, cómo no aventar sospechas adicionales cuando estamos transitando el fin de un ciclo de gobierno cuyo historial conduce inevitablemente a pensar que la creación de dependencias como la mencionada puede estar lejos del combate al flagelo y cerca del interés por apurar la ubicación de más amigos en cargos.
Cada minuto cuenta. No podemos continuar demorando el diseño e implementación de una política integral de claro combate al narcotráfico, a cargo de expertos, que combine los esfuerzos de seguimiento económico-financiero con la inteligencia criminal.
La tan robusta como dispendiosa estructura estatal cuenta con un ministerio para la mujer, pero carece de una dependencia especializada en el control de drogas como la DEA norteamericana. Hay mucho por hacer si no queremos que los cárteles se sigan adueñando de nuestro territorio y de nuestro futuro, en connivencia con funcionarios, fuerzas de seguridad y eslabones judiciales. La gravedad de la situación obliga a dejar de lado chicanas políticas y mezquinos enfrentamientos. También en esto los argentinos debemos encolumnarnos detrás de decisiones consensuadas que prioricen el bien común.