Los jóvenes y el tabaco
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La Encuesta Mundial sobre el Tabaco en los Jóvenes (EMTJ) es una parte integral del Sistema Mundial de Vigilancia del Tabaco y es el estándar principal para monitorear sistemáticamente su consumo entre los jóvenes y los indicadores para su control. La última edición, realizada en junio de 2020, fue encabezada por el Ministerio de Salud de la Nación con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Algunos de sus resultados siguen siendo motivo de preocupación.
Así, por ejemplo, más de un 20% de los estudiantes de entre 13 y 15 años se declaró fumador regular; el 35,3% de ellos estuvieron expuestos al humo de tabaco ajeno en su hogar y el 43,7% en espacios públicos cerrados. Uno de los datos más preocupantes que mostró el informe es que a 8 de cada 10 estudiantes no se les negó la venta en los comercios y que entre los que dijeron haber fumado cigarrillos el 11,7% fuma 6 cigarrillos o más.
Desde la Asociación Argentina de Tabacología (ASAT) señalan que hay distintos factores que empujan a un chico a fumar: la alta accesibilidad dada por los bajos precios de los cigarrillos y la falta de regulación en las ventas son un problema, pero también, el valor social positivo que se le ha dado al tabaco. No menos importante es que destaquen que el consumo por parte de familiares o amigos incide potencialmente en el menor, “por pertenencia a un grupo” o “por no quedarse fuera” de él.
La mayoría de los adolescentes saben que el tabaco es nocivo para su salud y una de las principales causas de muerte, pero esto no los disuade de probar productos tabacaleros, situación que los expone a volverse adictos. Más aún, según datos surgidos de la EMJT, casi un 30% de los menores encuestados de 13 a 15 años que nunca consumió tabaco piensa que podría hacerlo en un futuro.
Además de promover hábitos saludables como practicar deportes, resulta necesario insistir en que se implementen campañas de concientización que permitan motivar a los jóvenes a dejar de fumar al tiempo que se deberían prohibir todas las formas de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco que todavía persisten y mejorar el impacto de las advertencias a través de imágenes en los paquetes de cigarrillos.
El consumo de tabaco, en cualquiera de sus formas, es la principal causa de muerte prevenible, de enfermedad y de discapacidad en el mundo y una de las mayores amenazas para la salud pública, ya que mata a más de 8 millones de personas al año, de las cuales más de 7 millones son consumidores directos y alrededor de 1,2 millones son no fumadores expuestos al humo de tabaco ajeno. En la Argentina, cada año mueren más de 44.000 personas por enfermedades relacionadas con el tabaco, lo cual representa aproximadamente el 13% del total de muertes.
Una vez más reiteramos desde esta columna la necesidad de que el Congreso de la Nación, dejando de lado los intereses particulares que mueve la industria del tabaco, ratifique el Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT), aprobado en 2003 por la Asamblea Mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que constituye la herramienta legal más eficaz para salvar a millones de personas de una muerte evitable.